miércoles, 5 de octubre de 2022

Britannia radiografiada

 
★★★★☆

Muswell Hill, London, GBR

 

Siempre tuvieron que convivir con la injusticia de ser los terceros en discordia. Injusticia relativa, porque estar siempre un pasito por debajo de The Beatles y The Rolling Stones, aparte de ser lógico, no es ninguna deshonra. Los tres primeros discos de The Kinks fueron serias demostraciones en el terreno del rhythm & blues y el rock 'n' roll primigenio que ya renovaran y entregaran a las masas las bandas ya mencionadas. En ese terreno había poco margen para el éxito. 

La sustancia la encontraron en la traslación del carácter más puramente británico a su música. En cuanto se centraron en la temática inagotable de la pérfida Albion con sus costumbrismos, sus miserias y sus ironías dieron con un filón para la creación de un imaginario, de un estilo que quedaría sellado para siempre, principalmente, en tres obras capitales del pop inglés. Por supuesto no me refiero a los tres primeros discos mencionados, sino a los tres siguientes. Face to Face (1966), Something Else by The Kinks (1967) y The Kinks Are the Village Green Preservation Society (1968) sirvieron para descubrir al mundo el talento superlativo de la pluma de Ray Davies (y a ratos el de su hermano Dave) y sentar las bases de una forma de hacer música adhesiva, vodevilesca y de calado inmortal. 

No fueron las únicas obras que ahondaron en esta vena dentro de la suculenta discografía de la banda. Los siguientes siguieron por ese mismo camino. Sin embargo, el hecho de dar primero y de contar con una consistencia y una entidad tan innegables les da el derecho y el deber de ser representantes de esta música y de formar un triunvirato contundente e imbatible.

Cosa que no quita verdades como que sus tres plásticos siguientes redoblaran la ambición, ahondando en temas más diversos y específicos. Así, Arthur or the Decline and Fall of the British Empire (1969) toma como tema central el orgullo y las contradicciones de lo que significa ser británico en medio de un imperialismo norteamericano absolutamente insaciable. Lola Versus Powerman and the Moneygoround, Part 1 (1970), así se las gastaban con los títulos, pone patas arriba a la industria discográfica y todo lo que la rodea. Por último, Muswell Hillbillies (1971), dejo de lado Percy (1971) por ser una banda sonora que juega a otra cosa, los devuelve a su barrio de origen para regalarnos una oda a las raíces y a la clase obrera en la que Ray Davies ya no puede ser más sutil.

Ahí terminaría su etapa clásica. Seguirían sacando discos y girando durante las tres décadas siguientes, aunque el interés del público y la calidad de sus grabaciones, en general, no puede ni compararse con las mencionadas. Tampoco es que les haga falta. Solo con lo que hicieron en su primera década de vida ya tienen más que de sobra para entrar en la leyenda. No solo por sus LPs, sino por unos singles que daban en el centro de la diana una y otra vez.

Sin los Kinks no tendríamos a The Jam ni a The Clash. También dejaron su huella en Queen o David Bowie, y por supuesto estuvieron en el santoral de casi todas las bandas que surgieron a la sombra del britpop en los 90, Blur a la cabeza. Por todo esto, por enseñarnos que el pop no tiene por qué ir de la mano de la frivolidad y que puede ser una disciplina artística tan rica y elevada como cualquier otra, por escribir canciones elegantes y sarcásticas sobre lo que les rodeaba, estos Muswell Hillbillies merecen estar por derecho en lo más alto de la historia de la música.

UN DISCO

The Kinks Are the Village Green Preservation Society (1968)

Me cuesta decidirme entre este y ese Face to Face (1966) tan luminoso y chispeante. Tal vez Ray Davies tenga la clave. Ese disco es simplemente una colección de canciones sin ton ni son. El que elijo es otra cosa, un ciclo de canciones alrededor de la necesidad de preservar las tradiciones, aunque con el guiño jocoso que le aplica Davies. Ese con el que no sabes si va en serio, dice todo lo contrario o simplemente se está riendo de todos.

Nunca me ha atraído lo conceptual, eso es una constante en mis reseñas, pero en este caso no encuentro otra explicación ante mi elección. A no ser que sea porque, en su conjunto, este grupo de canciones sea lo más redondo, lo más brillante y lo más efervescente que grabaran nunca. No lo sé, al fin y al cabo no hay ni un jitazo de esos que podamos incluir en un grandes éxitos de la banda. Ni una "Lola", ni un "Waterloo Sunset", ni un "Sunny Afternoon". Solo un bloque sólido, vibrante e indestructible. Solo.

EN DIEZ CANCIONES: The Cliffs of Dover

1. "You Really Got Me" (1964)

¿El riff más icónico del rock? ¿Salió de la guitarra de Jimmy Page (Led Zeppelin)? Sí y (más que posiblemente) no. En cualquier caso una de las canciones que no puede faltar en tu repertorio cuando empiezas a tocar la guitarra eléctrica. Y sin ser un tema que contenga el estilo del grupo, sí que se puede considerar su canción más reconocible y más ampliamente admirada y querida en un sentido transversal.

2. "All Day and All of the Night" (1964)

Repetición de la jugada y otro riff para la eternidad. The Doors dieron buena cuenta de ella plagiándola o inspirándose (depende de cada uno) en su melodía  para su "Hello, I Love You" (1968). No me extraña. El nivel de adicción de este pildorazo de rock & roll es demasiado grande como para pasarlo por alto.

3. "Till the End of the Day" (1965)

El ejemplo más destacado de ese intento por separarse de un Merseybeat que les había servido para foguearse, pero que a las alturas de este tercer álbum ya se les había quedado muy pequeño. Ritmo incisivo y euforia desatada para este himno a las ganas de vivir. Aquí ya se aprecia que los Kinks no se conformaban con quedarse en el rebaño. Lo suyo era otra cosa.

4. "Dedicated Follower of Fashion" (1966)

Aquí Ray Davies se pone incisivo y satiriza como solo él sabe a esos fatuos seguidores del salón armónico. Que quede claro: los frívolos y los amantes de lo pasajero tienen poco que hacer a los ojos del genio inglés. Si esto se envuelve en esos aires de music-hall con los que deciden adornar su música en esos momentos clave, tenemos el fundamento de por dónde iban los Kinks en su momento de gloria.

5. "Sunny Afternoon" (1966)

En la misma onda que la anterior llega mi canción favorita de la banda. Vodevil y pop lúdico para adornar esas tardes interminables en las que querríamos perdernos para siempre. Esta sí la incluyeron en un LP, nada menos que en ese fastuoso Face to Face (1966) al que ayuda a hacer más grande si cabe.

6. "Waterloo Sunset" (1967)

Aquí sale a relucir el lado emotivo de Ray Davies, un demonio con corazón tierno que no solo se dedica a poner el microscopio a nuestras miserias, sino que también sabe cantarle al amor, al atardecer y al suave fluir de la humanidad a lo largo de un río, el Támesis, y de una estación, Waterloo. En suma, a esas cosas sencillas que son las que conforman nuestra vida.

7. "Days" (1968)

He aquí una de las canciones más queridas del grupo. Una canción que apareció en las primeras ediciones de The Kinks Are the Village Green Preservation Society (1968) para desaparecer en las subsiguientes versiones, las cuales han quedado como las definitivas.

Se trata de un tema emocionante hasta el tuétano, pura poesía. Una canción en la que se canta a la pérdida desde la reconciliación y la superación, dando gracias por los momentos vividos y con la mirada puesta en un futuro reluciente. Sin rencores y sin dolores.

8. "Victoria" (1969)

Rock and roll formulaico que en manos de nuestros héroes se convierte en una sacudida vibrante y adictiva. Una canción que no parece tener nada especial, pero que se despliega irresistible cada vez que empieza a sonar.

9. "Dreams" (1971)

Pocos esperarían esta elección, pero lo cierto es que esta gema oculta en la banda sonora de Percy (1971) me parece una de las canciones más bonitas que nunca hayan grabado. Poco más puedo añadir a este festival de pura emoción entre arpegios de guitarra acústica y explosiones controladas de pop barroco.

10. "20th Century Man" (1971)

Con este temazo abren Muswell Hillbillies (1971) y con él cierro esta difícil selección. Una canción diferente en su repertorio. Un rock pantanoso casi a lo Creedence Clearwater Revival con el que presentan un álbum que fue un homenaje a las músicas norteamericanas de raíz. Una canción de esas que cuanto más las escuchas, más cosas descubres y más te gustan. No se me ocurre mejor cierre.

PRIMOS CERCANOS DE...


No hay comentarios:

Publicar un comentario