sábado, 15 de enero de 2011

La pena y la nada

El tiempo de las cerezas  (Bunbury & Vegas, 2006).

ROCK DE AUTOR. "No es bueno, pero tampoco es lo mejor", parafraseando (y retorciendo) el título de una canción del álbum. Eso es lo que podríamos afirmar tras escucharlo. La pregunta que me viene a la mente es "¿para qué?". De acuerdo que las canciones van encajando con una lógica casi matemática. Ambos cantantes se van pasando el testigo alternativamente en un intento por superarse entre ellos. Sin embargo, para empezar, en este toma y daca me quedo con Nacho (no podía ser de otra manera). No solo entrega buenos temas, sino que parece hacerlo sin esfuerzo, amoldado en su trono sobre la torre de la canción. Lo de Bunbury es otra cosa. Parece estirarse para llegar a la meta y suena forzado, afectado y empalagoso. Hace un uso excesivo de las frases hechas de nuestro idioma y paladea las sílabas de manera morbosa e innecesariamente marcada. El mejor ejemplo, "Welcome to callejón sin salida”, infumable. Eso no le impide entregar alguna que otra canción valiosa ("Puta desagradecida", "El rumbo de tus sueños") en las que combina historias de despecho con un estilo más comedido y prudente que, eso sí, en ningún caso compite con el de Vegas, que juega en otra liga.

Lo mejor sería que cada uno hubiera entregado su disco de 10 canciones para evitar la contaminación, aunque siempre podremos hacernos nuestro CD o pulsar el bendito botón de track forward (uno de los mejores inventos de la civilización). Si navegamos solo por las pistas impares del primer CD y las pares del segundo nos encontraremos con lo que podía haber sido un disco notable del asturiano. No tiene la hondura de "Desaparezca aquí" (2005), aunque se recrea en la temática ominosa de este y entrega al menos dos perlas para enmarcar, “Días extraños” y “La pena o la nada”. La primera abre el disco con un arpegio circular a lo “Everybody’s Talkin’” (Harry Nilsson) y la segunda es un pozo de llanto de una melancolía que duele. Muy Vegas las dos, pero hay más: secuestra la guitarra del Marc Ribot que tocó en esos discos de Tom Waits (los mejores) para “Secretos y mentiras” y vuelve a entregar en todas sus aportaciones una sugerente colección de negros versos en los que conviven el cinismo, la resignación, la muerte y el amor y sus heridas. Versos como, “Gente nace y gente muere cada día / los demás nos limitamos a esperar/ y jugamos a secretos y mentiras / y después nos lamentamos / ¡que viva el ser humano!” o esos que dicen, “Taché los días del calendario en los que nos hicimos daño y quedaron tres”. Heridas que tratan de sanar con aromas a Leonard Cohen, “Vino a hablarme un ángel (...) y al marchar dejó escrito en el aire: la verdad está en la canción”, versos sobrevolados por el fantasma de “Tower of Song” o “A Singer Must Die” del canadiense. Luego está ese sometimiento a Bambino transformando su “Bravo” en una tormenta de electricidad temblorosa que conmueve en su desolación. O ese “La fin”, canción triste como las más tristes que haya escuchado.

Lo de Bunbury tampoco es que esté tan mal. De hecho está mejor de lo que esperaba, pero ese empeño por sobreactuar no le hace bien a unas composiciones que merecerían otro trato. Quizás en la voz de otro podríamos apreciar mejor su valía. De todas formas hay momentos acertados, pero versos como "Always la llorona cambalache", dejando a un lado su significado (?), son cacofónicos por naturaleza. Y eso hay que verlo. Claro que luego nos suelta eso de "Todo lo que en el mundo he amado es una canción, un teatro y a ti" o "el rumbo de tus sueños coincide con mis pesadillas" y tenemos que aplaudirle, aunque nos pese.

Y volviendo al comienzo, creo que no hemos respondido a la gran pregunta: ¿para qué? No creo que ninguno de los dos pudiera darme una razón convincente para la gestación de este proyecto. Si el fin de este ying-yang es la composición en común de “Látex” me parece un objetivo bastante pobre la verdad. Si, en cambio, es el poder cantar temas del otro como los ejemplos que cierran ambos volúmenes, es una escasa aportación. Escuchando cómo Bunbury maltrata “Días extraños”, habría que decir que afortunadamente. En cambio, Nacho eleva a las alturas “El rumbo de tus sueños” y detalles como ese son los que salvan al disco y lo hacen disfrutable. El producto está aquí. De cada uno depende lo que hagamos con él. Y ya sé que se me ha notado mucho mi inclinación pero nunca he pretendido ocultarlo, porque yo también, entre el dolor y la nada elijo el dolor. 

★★☆☆

1.1 Nacho Vegas - Días extraños
1.2 Enrique Bunbury - Puta desagradecida
1.3 Nacho Vegas - Secretos y mentiras
1.4 Enrique Bunbury - No fue bueno, pero fue lo mejor
1.5 Nacho Vegas - Va a empezar a llover
1.6 Enrique Bunbury & Nacho Vegas - Látex
1.7 Nacho Vegas - La pena o la nada
1.8 Enrique Bunbury - Ahora
1.9 Nacho Vegas - Por la paz y la canción
1.10 Enrique Bunbury - Días extraños [Reprise]
 
2.1 Enrique Bunbury - El rumbo de tus sueños
2.2 Nacho Vegas - Serie negra
2.3 Enrique Bunbury - Welcome to el callejón sin salida
2.4 Nacho Vegas - El cazador
2.5 Enrique Bunbury - De esclavitud y de cadenas
2.6 Nacho Vegas - Bravo
2.7 Enrique Bunbury - En la espina dorsal del universo
2.8 Nacho Vegas - La fin
2.9 Enrique Bunbury - El tiempo de las cerezas
2.10 Nacho Vegas - El rumbo de tus sueños [Reprise]

Total: 88 min.

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