Garbage (Garbage, 1995)
ROCK ELECTRÓNICO. El eterno caso abierto del disco inflado a base de loas (in)justificadas. No es fácil enfrentarse a él con una mirada imparcial, así que como hoy estoy de buenas me quedaré con el corazón pop que late con fuerza en estas canciones. Sí, ya sé que vienen envueltas empalagosamente en celofanes electrónicos demasiado chillones y que incluso rozan el mal gusto, pero si se trata de tararear y bailar, el disco cumple. Sobre todo en lo primero.
Puede que los años le hayan quitado la vitola de clásico contemporáneo que se le dio (sin duda con demasiada ligereza y apresuramiento), pero una escucha reposada puede hacer que se le aprecie en su justo valor. Además tiene "Only Happy When It Rains", la mejor parodia/homenaje a la tortura existencial y la autocompasión en que pensarse pueda. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, como ya he dejado entrever, tiene sus cositas...
Unos peros que vienen de la mano de unos manierismos algo gruesos, de un intento de llevar al gran público la elegancia infinita de Portishead y los ángulos imposibles de un rock electrónico que simplifican al máximo. Una democratización que, más que un defecto, acaba siendo toda una virtud. Con todo, el estreno de Garbage se hace su hueco en mi estatería, porque es a todas luces un buen disco. Mejorable y burdo, pero con una gran pegada y un precioso diseño de portada. Razones de peso, o no, para que me compense la inversión. O eso me digo para consolarme.
★★★★☆
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