ART ROCK. Patti Smith demuestra con su segunda entrega que estaba en su mejor momento. Después de despellejarnos con Horses osa repetir la jugada con un disco volcánico donde se presenta como la predicadora definitiva. Una predicadora que no nos amenaza con la condena, sino que vierte su alma en unas soflamas destinadas a curarnos. Ya sea con los meandros de sus preciosas elegías cargadas de crudeza ("Ain't It Strange", "Poppies", "Pissing in a River", "Radio Ethiopia") o con la virulencia del rock 'n' roll más despiadadamente eufórico ("Ask the Angels", "Pumping (My Heart)"), la Smith controla, fluye y resuena con una convicción aplastante.
Entre pianos suntuosos, o cabalgando la electricidad más punzante, no tiene que esforzarse para conmovernos profundamente y es capaz de llevarnos sin que dudemos hacia un abismo que se materializa en la confrontación que es la dupla final "Radio Ethiopia / Abyssinia", una de esas epopeyas de poesía hermética que le sirve para inventar el noise y que surgió de sus primeros escarceos amorosos con Fred "Sonic" Smith, guitarrista de los ínclitos MC5. Probablemente no sabía que estaba procurando alimento para toda una generación. Que le pregunten a Kim Gordon (Sonic Youth), seguidora incondicional de nuestra heroína.
Radio Ethiopia, condenando a vivir en la sombra por "segundón" y oscuro, puede ser el disco que mejor ha envejecido en el catálogo primerizo de la poetisa. Y no digo esto a la ligera. Emparedado entre la gloria de Horses y la exuberancia de Easter, este patito feo reclama su lugar de privilegio cada vez que se pone a girar. Nos agarra por el cuello y nos sacude mientras asistimos patidifusos a su lento despliegue. Inexorable, hipnótico, sobrecogedor.
★★★★☆
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