viernes, 19 de agosto de 2016

Sincerely

Neil Tennant y Chris Lowe. Pet Shop Boys. El dúo de electropop definitivo que ha sabido reinventarse para ganarse el respeto casi unánime de crítica y público. Pocos habrían apostado cuando se encontraron en 1981 que se iban a convertir en los clásicos intachables que son hoy. Pet Shop Boys cuentan con logros gigantescos que les dan un lugar privilegiado en la historia de la música. A destacar un rosario de éxitos legendario y el haber sido capaces de elevar la música electrónica por encima de su leyenda de hedonismo vacuo. Ellos la dotaron de inteligencia, sutileza, reivindicación y belleza. Jugaron con su frivolidad para destrozarla para siempre. Por ello son únicos y por ello los adoramos.

El dúo empezó a juguetear con sus primeras melodías en los primeros 80. Se conocieron en una tienda de electrónica y no en la tienda de animales que les da nombre. Este lo pusieron por unos amigos que sí que trabajaban en una. A partir de ahí empezaron con sus primeros escarceos, trabajando sus canciones primero en el piso de Tennant para pasar poco después a un estudio de Camden Town.


Su éxito no fue instantáneo. La acogida de su primer single "Opportunities (Let's Make Lots of Money)" fue algo tibia. Sería su segundo intento con ese estratosférico "West End Girls" cuando empezarían a amasar fama mundial. Esa fue la base que catapultó su primer álbum, Please (1986), y sobre todo ese pelotazo tremendo que fue Actually (1987). Esa fue su cima en la que se mantuvieron claramente con las excelsas continuaciones que fueron Introspective (1988) y Behaviour (1990). A partir de ahí sus papeles han sido variados. Remezcladores de lujo para gente de lo más diverso (David Bowie...), versiones de lo más inesperadas (Elvis Presley, U2...), canciones para otros artistas que han sido exitazos sin paliativos (Patsy Kensit, Liza Minelli...), bandas sonoras para películas clásicas (El acorazado Potemkin...) ... El alcance de sus poderes parece no tener fin.

Tampoco ha sido Pet Shop Boys un grupo que haya sufrido un bajón demasiado acusado a lo largo de su larga carrera. Sobre todo comparados con algunos de sus contemporáneos. Será porque, esta vez de verdad, son un grupo muy especial. Su compromiso artístico, su ausencia de pose, ese dandismo tan natural y tan poco rockista les han hecho acreedores de respetos y desprecios varios. Es bien conocida su fama de fríos y robóticos en directo. Calificativos seguramente aplicados por un público más habituado a los tics y los rituales del rock. Muchos otros tienen el trabajo en directo del dúo como una obra de orfebrería, un espectáculo grandioso.

Pasa con los más grandes. Sentimientos enfrentados, posturas irreconciliables que surgen de tratar de explicar lo inexplicable. El pellizco, el calor, la incredulidad de que pueda surgir un hálito de vida de la electrónica más fría. Porque a lo mejor no es tan fría.

3 básicos

Actually (1987) ****
Resultado de imagen de actually pet shopEl disco que los encumbró después del también exitoso Please (1986). En este último nos habían acostumbrado a disfrutar de un puñado de clásicos, cosa que en Actually se mantiene e incluso amplifica con temazos imborrables como "What Have I Done to Deserve This?" (con Dusty Springfield), "Rent", "Heart" o su himno más eterno e imborrable, "It's a Sin", con polémica incluída. No está mal para (casi) empezar.

Introspective (1988) ****
Resultado de imagen de introspective pet shopLa continuación a Actually significó un viraje decidido y directo a la pista de baile. Séis temas sólo para armar un disco hedonista de electrónica florida y de letras jugosas directas a hacernos vibrar, cantar y por supuesto bailar. Temas largos para un movimiento de riesgo que los fijó como los reyes del tecnopop. Bailar y pensar nunca han estado tan unidos.

Behaviour (1990) *****
Resultado de imagen de behaviour pet shopSu obra maestra absoluta. Redoblan esfuerzos y afilan plumas para entregar un disco completo, variado y eterno. Electrónica melancólica y de melodías infalibles que consigue llegar a lo más profundo de nuestro ser. Aquí no se centran tanto en el baile, aunque pelotazos bailables los hay por supuesto, sino que fabrican una nueva belleza que ni siquiera los más optimistas creían posible.

Una copla

No es la más típica, ni la más movida, ni la más coreable pero me atraviesa como un cuchillo al rojo. "Being Boring" abre Behaviour con una calma entre la amenaza y el letargo para sumirnos en la tristeza postorgásmica de la fiesta. Un momento encantador y odioso a la vez que consiguen recrear en una canción intemporal y fijan para siempre con un video tan arrebatador como sugerente.


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