viernes, 13 de mayo de 2022

Máquinas en carne viva

Un dígito binario dudoso. Recital para Alan Turing (Hidrogenesse, 2012)

ÓPERA TECNOPOP. Así sí, con enjundia, con cabeza, con mesura y cumpliendo el objetivo sin irse por las nubes ni derrochar épica barata. Hidrogenesse deja constancia sobre cómo debe hacerse un disco conceptual. Cuando la idea vale la pena, es original y es acompañada de música sencilla, imaginativa y deliciosa el resultado es más que válido, si no descomunal.

La idea era rendir tributo, regenerar y poner en valor la figura de Alan Turing, un científico menospreciado y vilipendiado de manera salvaje. El padre de la informática, el cerebro que pudo vencer a esa máquina invencible que era Enigma, es presentado aquí en todo su esplendor con sus obsesiones y con un aliento cálido que consigue hacerlo más humano de lo que él hubiera querido. Sus amores y sus experimentos computacionales se entretejen con la música en este sorprendente trabajo.

Una música que acompaña, un pop de maquinitas resultón y nada chabacano, con toques de Kraftwerk pero más floreado. Puro Hidrogenesse, aunque diría que con algún que otro gancho más accesible de lo que nos tienen acostumbrados. Para mí el toque justo de comercialidad. Tampoco es que sea esto un asaltapistas y por supuesto aún menos un asaltalistas. Aun reconociendo que me cuesta un poco digerir este estilo tan saltarín, es imposible resistirse a la evidencia de que esto está pero que muy bien.

★★★

1 El beso 6:14
2 Christopher 2:34
3 Love Letters 5:25
4 CAPTCHA Cha-Cha 3:06
5 Dígito binario dudoso 2:34
6 Enigma 3:38
7 Un mystique determinado 3:32
8 Historia del mundo contada por las computadoras 6:34
Total: 33:37

 

El caso de Alan Turing es la historia de una de las injusticias más flagrantes. Precursor de la computación moderna, máximo responsable del descifrado de los mensajes alemanes en la Segunda Guerra Mundial, fue su homosexualidad lo que acabó contando. Poco importó que rompiera el código imposible de desentrañar de la archifamosa máquina Enigma. Su condición sexual hizo que sufriera una cruel castración química.

Finalmente murió envenenado por cianuro tras comer una manzana. Un poético y fatal desenlace que fue declarado oficialmente como suicidio en medio de una investigación que puede calificarse como dudosa.

El reconocimiento le llegó a título póstumo. Una estatua en la Universidad de Manchester en 2001 y el "perdón" oficial de Isabel II en 2013. Un poco tarde para uno de los genios más definitivos del siglo XX, ¿no creen?

 

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