Y bien pensado, ¿tenía motivos para reírse? Parece que pocos. El disco, según cuenta el propio Wyatt, empezó a tomar forma en Venecia, en el invierno de 1972. En esta época, el artista estaba en la diminuta isla de Giudecca, en una casa enorme que daba a un lago. En este paisaje bucólico fue donde empezó a imaginar estas composiciones de cuento. Mientras su compañera Alfie trabajaba en una película, él mataba el tiempo con un pequeño teclado que esta le había regalado. Tonteando entre lagartos que trepaban por las paredes de la casa y gondoleros practicando el "O Sole Mio", Robert hacía volar su imaginación hasta las tierras mágicas del fondo rocoso de un mar o un lago que de real no podía existir.
Allí escribió la estructura básica de las canciones. Fue de vuelta a Londres en la primavera de 1973 cuando organizó un nuevo grupo para ensayar el material que estaba preparando. En verano, la noche anterior a su primer ensayo, el ex-batería de Soft Machine cayó de un cuarto piso y se rompió la columna. Condenado a una silla de ruedas de por vida, Robert aprendió a usar esta limitación para superarse como artista y como persona. Ya no podría tocar la batería más, pero eso implicaba que debía concentrarse en cantar y en componer y tocar con otros instrumentos. De esta tristeza resulta impresionante que floreciera una obra tan completa, enigmática y viva como Rock Bottom. Experimentación a borbotones, jazz transparente y melodías de ensueño la pueblan. Un hito y una prueba extraordinaria de genio y de personalidad. Arrebatador.
★★★★★
A pesar de ser su segundo álbum en solitario, Wyatt siempre ha manifestado que es el primero, ya que su predecesor The End of an Ear (1970) lo considera como una obra (¿error?) de juventud y no realmente su auténtico debut en solitario. La verdad es que, a pesar de que el disco está bastante bien, la diferencia entre los dos en cuanto a su talla artística está fuera de toda duda.
Como se ha dicho arriba, este fue el primer disco después del accidente que dejó parapléjico a Wyatt. El poder acabarlo en el mismo hospital fue algo liberador para el artista, ya que era su única válvula de escape y todo un alivio que le recordaba constantemente que podía hacer cosas desde la silla de ruedas.
"If anything, being a paraplegic helped me with the music because being in hospital left me free to dream, and to really think through the music." (Robert Wyatt)
Alfreda Benge, su novia en la época, fue un apoyo clave en esos días complicados. Inspiración y musa para Robert, le dedicó la dupla "Alifib/Alife" en las que puede oirse la voz de Alfreda (Alfie). Se casaron el mismo día en el que se publicó el álbum.
No hay comentarios:
Publicar un comentario