ROCK URBANO. Segundo disco, continuación de su apabullante estreno, y nivelazo. De nuevo Rosendo se las apaña para no soltar el acelerador y aprieta los dientes para armar otra gran colección de temazos. Incluso diría que el sonido mejora. No sé si sería la incorporación de Chiqui Mariscal al bajo, antiguo compañero de batallas en Leño, la cuestión es que el sonido tan puramente ochentero que lastraba un poco al disco anterior queda aquí mucho más diluido. Si olvidamos, por supuesto, esos teclados que hunden cosas que podían haber sido maravillosas como "Aguanta el tipo". Tendríamos que esperar más de una década para que le hiciera justicia en el directo "Siempre hay una historia" (1999).
Son sólo treinta minutos pero muy magros. En ellos se apelotonan un puñado de canciones que se iban a convertir en fijas en sus conciertos, auténticos clásicos por derecho. Quizás falten los himnos imperecederos de su predecesor pero la calidad y la pegada no se resienten en absoluto. Una prueba contundente de que lo bueno si breve es dos veces bueno. Máxime si cuentas con credenciales como "Fuera de lugar", "El ganador", "Entonces duerme" o "Navegando". Lo dicho, aquí Rosendo aguanta el tipo más que bien. Nivel.
★★★★☆
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