Los tres primeros cortes brillan con luz propia. Un "Rockin' in the Free World" acústico que se doblaría en versión electrificada para cerrar el disco. Estaba claro que una década después pretendía repetir la jugada de Rust Never Sleeps (1979) con un clásico doble llamado a perdurar. Tras "Crime in the City", con su guitarra a lo Mark Knopfler, y la abrupta "Don't Cry", pocos dudarían de que lo iba a conseguir. Quizás se le vaya la mano en los momentos dulces ("Hangin' On a Limb", "The Ways of Love", "Someday", "Wrecking Ball"), pero de una u otra forma acaba tocando la fibra. "Eldorado" es una maravillosa fantasía hispana con castañuelas incluídas. "On Broadway" se lía en neón para electrocutarse con gloria. "No More" nos devuelve al clásico que siempre fue y nunca debió olvidar ser. Como esa maravilla llamada "Too Far Gone", delicia semiacústica con los mejores aromas de esa pradera que él ha dibujado como nadie.
Freedom es un discazo, no tengo duda. A pesar de que pueda parecer un simple aperitivo antes de la rotundidad de Ragged Glory (1991), tiene ganado su estatus por méritos propios. Ahí quedan un puñado de momentos imborrables redondeados por la catarsis eléctrica de "Rockin' in the Free World". La distorsión esculpida en arte a base de espasmos y escalofríos. Puro Neil Young sin adulterar.
Xxx
DISCOS RELACIONADOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario