POP
El mundo anglosajón rinde pleitesía al icono del pop francés. Su relación con la pérfida Albión siempre ha sido bastante estrecha. Desde su romance con una británica como Jane Birkin, hasta los títulos e incluso letras de bastantes de sus canciones. También por ese malditismo tan emparentado con un dandismo que lo arrimaba en algunos aspectos a las formas de uno de los mayores enemigos históricos de Francia.
Por todo esto, no es de extrañar que el autor francés tenga tan buena prensa y tantos acólitos entre los anglófonos. Otra cosa es que el homenaje se salde con triunfo, que más bien no. Los motivos son variados, pero la realidad es que este disco hace aguas por demasiados sitios. Los principales son algunas participaciones puntuales. Por ejemplo, Brian Molko (en solitario y con Placebo) destroza los dos temas en los que interviene; o Cat Power y Karen Elson, que se emplean a fondo, pero ni su interpretación, ni los arreglos ratoneros, ni mucho menos la traducción al inglés, consiguen su cometido y "Je t'aime, moi non plus" (ahora "I Love You (Me Either)") se transforma en una canción de hoguera para los boy scouts.
Al final todo se convierte en un intento de endulzar el arte de todo un ínclito, un crápula y un desalmado, para convertirlo en algo para todos los públicos
Lo de la adaptación al inglés es especialmente dañino. Está claro que entre los hablantes de esa lengua, el interés por los demás idiomas suele brillar por su ausencia, por lo que se entiende que nadie se arriesgue a publicar un homenaje hecho por bandas angloamericanas en el idioma de Molière. Ni por la acogida del público, ni por lo que podría salir de la boca de los cantantes. Vale, los motivos se comprenden, pero lo cierto es que con esa elección han condenado al disco, porque han traicionado la misma esencia del homenajeado. Y es que al final todo se convierte en un intento de endulzar el arte de todo un ínclito, un crápula y un desalmado, para convertirlo en algo para todos los públicos. Y no, no funciona.
Me quedo con el gracejo de Franz Ferdinand, la profundidad de Michael Stipe, el oficio de Marianne Faithfull y la personalidad de un Jarvis Cocker, que merece el apelativo de "Gainsbourg inglés". Sé que es lo que ha buscado toda su vida, así que no creo que lo rechazara. Poco más salvaría, eso es lo que hay.
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