RAGGA. La portada nos remite a Heidi. Sí, es algo que me pesa y que no me predispone positivamente para este clásico de la música hindustaní. Tampoco es que sea ningún experto en el tema. Mi experiencia con la música del subcontinente se limita a un par de discos de Ravi Shankar muy didácticos e hipnóticos, la banda sonora de "Shalimar" (Rahul Dev Burman, 1978) y el disco de Ananda Shankar de 1970, que es más turismo por los restos del Swinging London que otra cosa.
Con un bagaje tan impresionante, a pocos importará mi opinión, pero para mí este es el que más me satisface de todos. A pesar de lo naif de su envoltorio, a pesar de que no capte su concepto, un día en la vida de un pastor de Cachemira, me subyuga su belleza sin adulterar, una pureza tan fresca e inmaculada como las montañas nevadas de su portada. Sí, la que no me gusta.
Está claro que algo cobra vida en la triple alianza de estos músicos. Aferrados a la tradición con uñas y dientes, no se cortan si hay que meter alguna guitarra slide, pero lo hacen con el cuidado necesario. Tanto, que los arabescos de Kabra acaban pareciendo un sitar más que otra cosa. Sharma se aplica en el santoor para colocar al instrumento en el lugar sagrado que tiene en la tradición hindú. Y Chaurasia se emplea a fondo con esa flauta tradicional llamada bansuri y que es quizás lo que más destaca de entre todos los sonidos que escuchamos en el disco. También se encarga de la tabla y las percusiones con resultados prodigiosos.
Unos resultados difíciles de apreciar para
el oyente occidental. Para gozar de esta música hay que desembarazarse
de prejuicios y de todo lo que creemos saber. Aquí no nos sirven
nuestros conceptos de ritmo, tempo o intensidad. Mucho menos aún esperar
estribillos o estructuras familiares. Esta música es un fluido
infinito, el panta rei de Heráclito sin reglas
aparentes, aunque las tenga. Cada músico parece ir por libre en todo
momento. No digo con esto que yo la entienda a la perfección. No sé si
eso llegaré a lograrlo. Simplemente, estoy en ello.
"Call of The Valley" es un clásico al que todo explorador debería llegar tarde o temprano. Es cierto que nos llega por encima de otros por la adoración que sobre él han expresado gente como George Harrison, David Crosby o Bob Dylan, cosa que podría hacernos sospechar sobre su auténtica valía. Si no los tuviéramos como gente de fiar en esto de paladear las mejores delicatessen de la música. Un disco que a los no nativos se nos antoja extraño y que aún así se nos despliega mayestático en toda su gracia pastoral. Música clásica, señores, música clásica.
★★★★☆
Total: 55 min.
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