HARD ROCK. Primer disco tras la marcha de Miguel Costas, motor y miembro fundador. El resultado es la fagocitación del grupo por parte de Julián Hernández. Su personalidad y su eclecticismo lo engullen todo. Se fueron a grabarlo a Memphis con la producción de Joe Hardy y el sonido es limpio y potentísimo y los acerca como en el disco anterior al rock duro e incluso al funk de unos Red Hot Chili Peppers muy de moda en esos años.
También se aprecia la querencia por el blues de Hernández y en las letras se apuesta por un humor teñido de la mala leche de costumbre. Unos ingredientes no tan novedosos que en lo musical alejan definitivamente al grupo del punk de sus comienzos. El disco además está tocado a la perfección, con una contundencia y una pericia fruto de años de práctica. Esto es algo que siempre se les ha echado en cara, quizás injustamente, aunque está claro que el grupo que nos encontramos aquí tiene poco que ver con el de "Ante todo mucha calma" (1992) y nada en absoluto con el de "¿Cuándo se come aquí?" (1982).
Menospreciar a un grupo por el hecho de evolucionar siempre me parecerá burdo, pero hay casos en los que se pierde la esencia. En este caso, además, en pos de un ejercicio de estilo que sirve para demostrar las habilidades aprendidas pero que en el fondo aporta muy poco a nuestra experiencia musical y a la suya propia. El disco entretiene pero no perdura y, como el mismo Hernández admite, es más largo de la cuenta. Anecdótico.
★★☆☆☆
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