Por suerte Slayer demostraron que ahí donde otros hubieran dudado ellos se muestran implacables y consiguen entregar una obra muy grande. Igualar o seguir el camino establecido por el disco anterior hubiera sido un suicidio. Nada más lejos de las intenciones que se atisban ya desde el primer corte que da título al álbum. "South of Heaven", la canción, se abre con un riff lento y preciso, con el aliento justo de Sabbath en el espíritu que lo anima. El segundo aumenta el ritmo de manera brutal y este se mantiene durante el resto de un recorrido con alguna que otra frenada y muchos acelerones. Cambios de sentido, eso sí, ninguno.
El metal que facturan sigue careciendo de misericordia en un relato descarnado del país al sur del cielo. Una región donde el aire corta, la tierra quema y la lluvia cae como una maza. Con todas las heridas que esto conlleva. Y la sangre lo vuelve a bañar todo…
★★★★☆
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