ROCK ALTERNATIVO. Las de Olympia no aflojan. Dos discos y cinco años después de su fundacional "Dig Me Out" siguen en la brecha del buen punk rock con los aires frescos de la independencia más irrenunciable. También se notan las formas clásicas que trajo ese pulmón rítmico que es Janet Weiss. Su batería sabe a síncopa y destila puro amor por los Kinks o Led Zeppelin. Y eso también está aquí en más de un riff de esos cortantes y secos como una navaja, pero llenos del mejor roll.
Por lo demás no encontramos grandes innovaciones en uno de los discos más atractivos del trío. Hasta la fecha de su edición, el más elaborado y más trabajado en el estudio, lo que redunda en una factura más impresionante que en su obra anterior, por mucho que también se echen de menos unos gramos más de frescura y salvajismo. Cualidades que tampoco se les pueden negar en un disco variado, ecléctico, dulce y rabioso, donde triunfa la melodía por encima de todo lo demás.
Si le veo algún fallo, este estaría en su tramo final. No acabo de merendarme el disco de una sentada y con hambre animal. Acabo saciado antes de tiempo y cosas como "Prisstina" no acaban de llegarme a la patata. Un detallito que es barnizado por la urgencia de "Hollywood Ending" y la mala leche endulzada de "Sympathy", broma muy seria a cuenta de ese famoso tema de los Stones al que alude su título. Un discazo que podría haber sido el mejor de la historia del grupo.
★★★★☆
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