St. Anger (Metallica, 2003)
NU METAL. El disco de la supuesta vuelta a las armas
de Metallica quedó en eso, un intento con más intención que resultados.
Entre la parroquia de acólitos pasa por ser una aberración sin sentido
alguno. Al menos es la opinión más o menos mayoritaria. Y es que resulta
incomprensible que con las intenciones previas a su gestación saliera
lo que salió.
Metallica estaba sin bajista en estos tiempos tras
el abandono de Jason Newsted. Y lo que es peor, sin ganas de ponerse a
buscar uno. Por eso en el disco, las pistas de bajo, las grabó el propio
productor, un Bob Rock que venía trabajando con ellos desde 1991 y del
que se despedirían con este trabajo. Además, James Hetfield estaba
sumido en la depresión y en pleno proceso de rehabilitación de su
alcoholismo y otras adicciones. No era el momento ideal para los
experimentos, por tanto, y quizás por eso el disco se les fue de las
manos.
La idea, no obstante, tenía su aquel. Volver a un sonido
garajero, de amigos tocando juntos, eliminar los solos y no hacer
baladas. Podía haberles salido el disco de su vida. Pero claro, se
olvidaron de que no puedes hacer todo eso y mantener la duración
monstrenca en unos temas machacones como una trepanadora. Y tampoco se
entiende lo que le hicieron al sonido de batería, un tambor seco y sin
profundidad alguna. Esto último, junto a algunos manierismos vocales y
al sonido orco del bajo, los arrimó en demasía a un nu metal del que
deberían haber huido a toda costa.
Por tanto, el octavo disco de
Metallica, el enésimo intento de vuelta a las bases, se salda como un
fracaso sin paliativos. A pesar de contener una fiereza reconcentrada la
mar de atractiva y algunos de los riffs más infecciosos que hayan
grabado nunca, el álbum no se sostiene en absoluto. Se acaba haciendo
bola y no hay quien se lo trague. Tras su grabación se pusieron manos a
la obra en busca de un bajista para la gira y ahí entró un Robert
Trujillo que acabó quedándose como el cuarto miembro que necesitaban.
Quizás la mejor noticia alrededor de una obra totalmente olvidable de
los californianos.
PD: El que quiera
revolcarse aún más en el fango que rodea la fabricación de esto, puede
sumergirse en el visionado del documental "Some Kind of Monster", muy
revelador y mucho más interesante que estos interminables setenta y
cinco minutos. Y claro, cuando el cotilleo y la vida de nuestros
protagonistas importa más que su música, algo malo debe estar pasando.
★☆☆☆☆
1
Frantic
5:50
2
St. Anger
7:21
3
Some Kind of Monster
8:25
4
Dirty Window
5:24
5
Invisible Kid
8:30
6
My World
5:45
7
Shoot Me Again
7:10
8
Sweet Amber
5:27
9
The Unnamed Feeling
7:08
10
Purify
5:13
11
All Within My Hands
8:49
Total: 75:04
La santa ira para los musulmanes lleva a la yihad, esa intención por promover y extender su fe llegando a la violencia si es necesario. Y de ahí a la guerra santa solo hay un paso. Conceptos que a muchos nos pueden parecer descerebrados por intolerantes y ciegos. En conexión directa con lo que se oye en un disco furibundo como pollo sin cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario