martes, 21 de julio de 2020

Ira beatificada

St. Anger (Metallica, 2003)

NU METAL. El disco de la supuesta vuelta a las armas de Metallica quedó en eso, un intento con más intención que resultados. Entre la parroquia de acólitos pasa por ser una aberración sin sentido alguno. Al menos es la opinión más o menos mayoritaria. Y es que resulta incomprensible que con las intenciones previas a su gestación saliera lo que salió.

Metallica estaba sin bajista en estos tiempos tras el abandono de Jason Newsted. Y lo que es peor, sin ganas de ponerse a buscar uno. Por eso en el disco, las pistas de bajo, las grabó el propio productor, un Bob Rock que venía trabajando con ellos desde 1991 y del que se despedirían con este trabajo. Además, James Hetfield estaba sumido en la depresión y en pleno proceso de rehabilitación de su alcoholismo y otras adicciones. No era el momento ideal para los experimentos, por tanto, y quizás por eso el disco se les fue de las manos.

La idea, no obstante, tenía su aquel. Volver a un sonido garajero, de amigos tocando juntos, eliminar los solos y no hacer baladas. Podía haberles salido el disco de su vida. Pero claro, se olvidaron de que no puedes hacer todo eso y mantener la duración monstrenca en unos temas machacones como una trepanadora. Y tampoco se entiende lo que le hicieron al sonido de batería, un tambor seco y sin profundidad alguna. Esto último, junto a algunos manierismos vocales y al sonido orco del bajo, los arrimó en demasía a un nu metal del que deberían haber huido a toda costa.

Por tanto, el octavo disco de Metallica, el enésimo intento de vuelta a las bases, se salda como un fracaso sin paliativos. A pesar de contener una fiereza reconcentrada la mar de atractiva y algunos de los riffs más infecciosos que hayan grabado nunca, el álbum no se sostiene en absoluto. Se acaba haciendo bola y no hay quien se lo trague. Tras su grabación se pusieron manos a la obra en busca de un bajista para la gira y ahí entró un Robert Trujillo que acabó quedándose como el cuarto miembro que necesitaban. Quizás la mejor noticia alrededor de una obra totalmente olvidable de los californianos.

PD: El que quiera revolcarse aún más en el fango que rodea la fabricación de esto, puede sumergirse en el visionado del documental "Some Kind of Monster", muy revelador y mucho más interesante que estos interminables setenta y cinco minutos. Y claro, cuando el cotilleo y la vida de nuestros protagonistas importa más que su música, algo malo debe estar pasando.
 
★☆☆☆☆
1 Frantic 5:50
2 St. Anger 7:21
3 Some Kind of Monster 8:25
4 Dirty Window 5:24
5 Invisible Kid 8:30
6 My World 5:45
7 Shoot Me Again 7:10
8 Sweet Amber 5:27
9 The Unnamed Feeling 7:08
10 Purify 5:13
11 All Within My Hands 8:49 
 
Total: 75:04


La santa ira para los musulmanes lleva a la yihad, esa intención por promover y extender su fe llegando a la violencia si es necesario. Y de ahí a la guerra santa solo hay un paso. Conceptos que a muchos nos pueden parecer descerebrados por intolerantes y ciegos. En conexión directa con lo que se oye en un disco furibundo como pollo sin cabeza.

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