Electric Warrior (T. Rex, 1971)
GLAM
Marc Bolan no llegó aquí de la noche a la mañana. Desde 1964 estuvo sacando música de manera más o menos profesional, aunque los primeros conatos de renombre llegaron cuando fundó Tyrannosaurus Rex, con los que sacó tres álbumes antes de acortar su nombre al más impactante T. Rex por el que será recordado siempre.
Así las cosas, este es el segundo disco de T. Rex, el quinto si sumamos los que sacó con el nombre anterior. No era pues un imberbe este genio con perfil de estrellona gigantesca al que se le conoce como el Rey del Glam. Un título que muchos otorgarían a David Bowie, amigo y rival, pero que Bolan se agencia sin problemas por su estilo extravagante y unos manierismos tan exagerados como inimitables. Además, mientras Bowie tuvo una evolución en la que se fue alejando de este glam primigenio, Bolan se mantuvo fiel a las coordenadas de estilo de un género con el que siempre se identificó. Tampoco tuvo tiempo de más, ya que murió a los 29 años en un accidente de tráfico.
¿Y qué tiene este "Electric Warrior" como para ser considerado el disco más definitivo y definitorio del sonido de T. Rex? Lo cierto es que si trasteamos aun por encima en la obra anterior del grupo veremos que esto fue un paso de gigante, un movimiento decidido y sin timideces hacia el rock con todas sus letras. Aquí ya hay poco, casi nada diría yo, de ese folk con el que empezaron. Ya se había visto en su primer single de éxito, un "Ride a White Swan" (1970) que transformaba una melodía heredera del tradicional "Will the Circle Be Unbroken" en un temazo de rock infeccioso, palmas incluidas.
Pues todo esto que se empezaba a intuir se materializa en esta obra de manera magistral. El sonido T. Rex, esa mezcla adictiva de rock & roll y purpurina estalla aquí en mil colores. "Mambo Sun" lo anuncia a los cuatro vientos, siendo el epítome de todo un género. Sus bongos, esa voz susurrante, esa guitarra rítmica en estacato, matando las cuerdas como nadie... Con este tema ya estaba todo dicho. Pero había más. Un "Get It On" o un "Life's a Gas" que no hacían más que mostrar lo buen cantante y mejor guitarrista que fue Marc Bolan. Por no hablar de su tino compositivo, capaz de fabricar un éxito tras otro sin esfuerzo aparente.
Por todas estas razones T. Rex siempre brillarán con fuerza en la historia de la música popular. Nadie ha logrado jamás imitar ese pellizco eléctrico que Marc Bolan sacaba de su guitarra mientras nos cantaba con la ambrosía del mejor pop. No es de extrañar si echamos un vistazo a sus referentes. The Beatles, Jimi Hendrix o Syd Barrett nunca han hecho mal a nadie y demuestran una vez más que están entre lo mejor de lo que puede alimentarse cualquiera con pretensiones de dejar huella en esto de la música.
9.3
Es indudable la carga sexual en la obra de Marc Bolan. Aquí tan fiera o más que en ninguna otra parte. Algo que de manera forzada o no me retrotrae a Walt Whitman y su espíritu libertario, patente con fuerza en ese "Sing the Body Electric" de su poemario "Leaves of Grass". Un canto al sexo libre (¿existe otro tipo?, diría el poeta) y a la comunión entre los cuerpos entrelazados en unión ampérica, enchufados al fluido cósmico del universo.
1
I sing the body electric,
The armies of those I love engirth me and I engirth them,
They will not let me off till I go with them, respond to them,
And discorrupt them, and charge them full with the charge of the soul.
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