Title of Record (Filter, 1999)
METAL ALTERNATIVO. Robert Christgau, el prestigioso crítico musical norteamericano, califica a este disco de "dud" (porquería, fracaso, falsedad...) y le pone su famoso icono de bomba con el que "premia" a toda obra que le supone una pérdida de su valioso tiempo. Y no hay más explicaciones, porque para él todo lo que sea acreedor de dicha calificación no merece dedicarle reflexiones profundas de ningún tipo.Y creo que tiene toda la razón. En las dos cosas. En que este disco es una mierda en toda la extensión del término y en que con estas palabras ya le estoy dedicando más tiempo y esfuerzo del que merece. Pero, una vez más, apelaremos a mi necesidad enfermiza de clasificación y aclaración para justificar una nota que a veces creo que es hasta generosa.
Es bien sabido que Richard Patrick, líder del grupo, formó Filter tras dejar el puesto de guitarrista en Nine Inch Nails. También que en el nuevo proyecto volcó la pringue industrial en la que se había revolcado con Trent Reznor. Y lo hizo, desde un primer momento, limpiando cualquier resto de profundidad o rareza, que es por lo que la música de NiN siempre será muy superior a todo lo que haya hecho el señor Patrick.
No, no se puede estandarizar la música, quitarle todo lo que parezca un pelín obtuso, y pretender que no se pierda nada en el proceso. Lo que suele pasar, aquí tenemos la prueba, es que lo que te sale es un producto aséptico, soso y aburrido hasta el bostezo. Por mucho que trates de reanimarlo a base de gritos asilvestrados (casi efectivos en "Welcome to the Fold") o contrastando tu gusto melódico (ampuloso, convencional y casi adolescente) con una furia que no es capaz de revolverme las tripas.
Por todo ello, y tras la inmersión en la muy aclamada segunda referencia de Filter, sentencio al grupo al ostracismo dentro de mi salón de la fama. Vamos, que es de esos que ni están ni se les espera. Hagan lo que hagan.
★☆☆☆☆
Esta música, como la portada que la envuelve, me inspira tan poco como el culto a la imagen y a las marcas tan en boga desde que tengo uso de razón. La marca, el símbolo casi sagrado por el que los jóvenes babean y dan su vida. En muchos ámbitos, pero para mí siempre destacará el mundo de la ropa deportiva, con las zapatillas en primer plano.
Eso me inspira sonido y envoltorio. Ambos tan neutros, tan estandarizados y tan pensados para el consumo masivo, que dan asco.
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