FOLK/COUNTRY. Aunque no aparece escrito en la portada, todo el mundo sabe que el segundo álbum en solitario de Gene Clark se llama "White Light", un dato anecdótico que da fe de la modestia y la deriva artística del músico que no hacía tanto había sido el motor creativo fundamental en The Byrds.
El disco fue un pequeño fracaso comercial, como todo lo que publicara Clark después de dejar a la banda californiana. No obstante, el tiempo le ha otorgado un aura de obra clásica de escucha obligada para todo aquel con un mínimo interés en la canción de autor de corte folk. Un autor que no se olvida de su pasado. Sí, Bob Dylan, cómo no, sigue derramando su influencia en Clark y como ya hacía con los Byrds, incluye un tema del de Duluth ("Tears of Rage").
Y todo este influjo no quita que el autor encuentre su hueco entre Don McLean, Townes Van Zandt y Gram Parsons y se erija en un artista de una potencia y un poso fuera de toda duda. Un escritor de canciones sobresaliente con un repertorio en el que domina el country, pero no en la forma de esa fanfarria tintineante que fabricó con Roger McGuinn y David Crosby, sino a través de unos manierismos más tradicionales y reposados. Para que se me entienda, un baño de tradición mucho más desnudo y canónico que lo que The Byrds hicieron en "Sweetheart of the Rodeo" (1968).
"White Light" es un disco que se defiende a sí mismo sin problemas. Con la altivez que da la seguridad en unas canciones construídas con elegancia y firmeza sobre melodías claras e imborrables, y con palabras poéticas y trágicas entre el drama y la luz. Una pequeña joya que certifica el poder de un artista menospreciado y condenado al ostracismo y casi al olvido. No disfrutó del éxito que merecía en vida. Por eso se hace perentorio reivindicarlo como merece, aunque, como casi siempre, lleguemos tarde.
★★★★☆
Xxx
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