ROCK. Este disco representa otro capítulo de la larga e intensa operación rescate de Iggy Pop. Recluido en una institución mental, fue grabado por él y Williamson durante los permisos que obtenía mientras se recuperaba de su duradera adicción a la heroína. Estamos hablando de 1975, dos años antes de su publicación final. Las grabaciones se realizaron de manera modesta, como una demo y fueron arregladas y remezcladas para su publicación final como álbum propiamente dicho en 1977.
En el mismo, además de composiciones nuevas ex profeso para la ocasión, recuperan un par de temas a los que ya les estaban dando vueltas en los últimos tiempos de The Stooges. Estos son "Johanna" y "I Got Nothin'", y si bien son el ejemplo perfecto de la dulcificación del sonido que experimenta la pareja respecto a sus aberraciones en Raw Power (1973) y directos posteriores, ellas y el resto demuestran también que se puede sonar insolente y desafiante sin tener que reventarnos los tímpanos.
Esa sutileza, con las escuchas, acaba conquistándote. No es algo inmediato y podría achacárseles que, en lugar de en la banda madre, se han fijado aquí en los sempiternos Stones. Y sí, algo de cierto hay en la afirmación de que aquí Iggy fabrica un disco que suena muchísimo a los Rolling, pero también habría que acabar la frase y reconocer, como ya esperábamos, que si Iggy hace algo que se parezca a los Stones, va a coger de modelo a los mejores Stones. No a esos posteriores a 1973, sino a los clásicos, a los de Exile on Main St. (1972) y Beggars Banquet (1969). A los del rock putero y de alto octanaje. Pero también a ese glam rock con el que parecían homenajear a un Bowie, que había sido clave en el éxito rotundo de sus dos obras precedentes.
A todo esto suena Kill City (1977). A pesar de su aparente carencia de brillo, de su pegada limitada y de todos los pecadillos que lo hacen un pelín prescindible. No vamos a encontrar aquí las glorias ni de Lust for Life (1977), ni mucho menos algo que se parezca a Fun House (1970), pero yo no dejaría de echar una miradita si fuera tú.
★★★☆☆
La historia es bien conocida. Iggy desintegró a los Stooges en medio de una espiral de adicciones y brotes psicóticos sin posibilidad de vuelta atrás. Entre los últimos temas que preparó con James Williamson, y que se quedaron en un cajón, y su fastuosa colaboración con David Bowie en Berlín están estas canciones que también iban a quedar olvidadas para siempre.
Williamson y quizás la compañía se empeñaron en sacar el proyecto adelante. Una vez más, con la oposición de un Iggy que no estaba por la labor de mirar atrás. Y puede que la Iguana tuviera razón, pero, sopesando lo que suena aquí, creo que nos hubiéramos perdido mucho más de lo que hemos ganado si esto hubiera quedado enterrado en el olvido.
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