Confrontación (Ktulu, 1997)
METAL INDUSTRIAL. A diez años de su formación, los de Hospitalet entregan su obra definitiva. Un disco en el que consuman su transición de acólitos fanáticos de Pantera a perseguidores de la tralla digital de Fear Factory. La inclusión de samplers y la grabación del álbum con medios más profesionales que sus dos primeros contribuyeron a encumbrar a este tercer disco como el favorito de la afición. También fue el que prologó la ruptura dolorosa de la banda, la cual seguiría con otros miembros, pero sin la fe inquebrantable que parecía llevarlos en volandas en esta primera década.
Lo que más ha gustado al aficionado a este grupo siempre ha sido lo bien que suenan. Ellos siempre se lo han currado mucho en ese sentido, depurando su simbiosis hasta sonar juntos como un huracán. Luego está en cada uno (si no se ha entrado en la secta) el valorar esto más o menos. Como esa crítica social que habita muchas de sus canciones, que no por necesaria deja de ser menos imberbe, diría yo.
Son detalles importantes, lo profesional de su sonido, llegando a considerarse incluso exportable, pero para mí son cosas accesorias más que definitivas a la hora de tasar la estatura de cualquier artista. No veo aquí un disco de metal fundamental, ni siquiera a nivel doméstico. Lo que veo es mucha consigna, mucho riff cabezón y un bramido continuo y cansino por parte de un Willy K hacendoso, no me entiendan mal, pero ni asesino ni conmovedor.
Lo que no voy a dudar es que estemos ante la cúspide de Ktulu. Ni tengo el conocimiento para negarlo ni las ganas de comprobarlo.
★★☆☆☆
- Justicia?
- Biocontaminación
- Lado oscuro
- Tiempo hostil
- Crisis de fe
- Legítima defensa
- Delirium tremens
- El latido del miedo
- Sutil mutilación
- Forzados a la agonía
- Solo
- Jinete nocturno
Total: 45 min.
En la cinta se narra la historia del grupo, sus éxitos, sus ínfulas, sus problemas, sus rupturas y su retorno "triunfal" en 2017. Todo sin alharacas ni euforias, sin reincidir en la mitología del rock y del estrellato. Más bien es una obra amarga que celebra la derrota como posibilidad en un mundo que no tiene sitio para los perdedores.
Tal vez, aunque podría equivocarme, la obra más valiosa que se ha hecho con el nombre de Ktulu en su carátula.
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