NU HARD ROCK. Estos niñatos suenan mucho más interesantes de lo que me esperaba en un principio. Por las fotos promocionales parecían unos revivalistas con Black Sabbath en su santoral. Y algo de eso hay, aunque no lo suficiente ni para encandilarme ni para hacerme odiarlos hasta la muerte.
Lo que parecen hacer los angelinos es una recreación del hard rock setentero, pero basándose en lo que les han contado más que en su propio bagaje. Y además, y aquí está lo realmente interesante, afrontan esto a través de la deconstrucción y lo tangencial en un ejercicio casi de cubismo sonoro. Casi, tampoco exageremos.
Será, ya digo, por innovación o puro desconocimiento, pero lo cierto es que, por lo que sea, consiguen que su rock duro cobre vida siquiera durante unos segundos entre andanadas rítmicas no siempre comprensibles y un noise que parece robado de todos unos Royal Trux. Sin la abstracción heroinómana, eso también.
Que a lo mejor esto es concederles demasiado, pero de alguna forma obtusa me viene a la mente cuando desatan el temporal. Otra cosa es que sepan domeñarlo, que no del todo, y que el cuadro que pintan apetezca mirarlo mucho rato, que tampoco. A ellos parece bastarles con que te acerques a curiosear en cuanto oigas su soniquete. Y no me parece mal.
★★★☆☆
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