ROCK. Primero fue James Williamson, después David Bowie y ahora Josh Homme. El listado de buenos samaritanos que en una u otra ocasión han ofrecido su mano a Iggy para sacarlo del atolladero aumenta. Hacía tiempo que la Iguana estaba sumido en la más absoluta irrelevancia, discográficamente hablando. Seguía dando buenos conciertos en los que demostraba que lo atlético no tenía por qué ser exclusivo de la juventud, pero en cuanto a novedades que llevarnos a la oreja, muy poco que destacar desde el ya lejanísimo American Caesar (1993).
Aquí nos encontramos un disco muy bien armado, compuesto a cuatro manos por Pop y Homme, y en el que brilla un grupo de canciones sólidas y brillantes como ya no recordábamos por parte del de Michigan. Canciones que se defienden por sí mismas sin necesidad de que vengan tiempos pasados para refrendarlas. "Gardenia", "Break Into Your Heart", "American Valhalla", "Chocolate Drops", "Paraguay", "Sunday"... Argumentos lo suficientemente fuertes como para afirmar que estamos ante uno de los tres mejores álbumes de Iggy Pop, como mínimo, de toda su etapa en solitario.
Todo esto se vio reforzado por un fantástico trabajo promocional con actuaciones en esos programas clave de TV que acaban poniéndote de nuevo en el centro del tablero. Una grandísima noticia para los amantes del rock. Iggy no estaba muerto. Lo que no es ninguna sorpresa para los que lo amamos con toda el alma, pero no está de más dar un golpe en la mesa de vez en cuando para recordárselo al resto de la humanidad. Con un disco que suena como los de antes. Así de bueno es.
★★★★☆
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