Automatic (The Jesus and Mary Chain, 1989)
SYNTH ROCK. Y tras la calma de Darklands (1987), Automatic es un intento más que loable por devolver la fiereza diluida en el anterior. Para ello no se miran en su estreno. Gran acierto. La distorsión no es la agónica maraña de ese disco. Lo hacen de otra forma. Basando el disco entero en un festín rítmico emparentado con el krautrock (sigue la caja de ritmos) y el pop venenoso, con guitarras potentes y melodías aguerridas. El puro, contaminado y magnífico rock & roll remojado con clase, chulería y una languidez preciosa.
Solo quedaban los hermanos Reid en el proyecto, y la base rítmica, sí también el bajo, era un remedo electrónico. Sin embargo, y a pesar de su frialdad, el disco funciona y es el favorito de los fans. El hecho de que no deje de ganar adeptos y mejorar su prestigio entre la crítica con los años no hace más que aumentar su leyenda y dar la razón a los que lo amaron desde siempre.
Se podría discutir mucho si los dos primeros álbumes tienen más de rock o de pop en su mezcla. Con Automatic no hay lugar para la discusión. Para mí está claro que estamos ante el disco más rock de la banda. Y eso que han potenciado sin disimulos lo sintetizado por encima de lo orgánico. Como unos Suicide sin el veneno letal y con una sobredosis de Cristo en vena a lo Spacemen 3, lo que queda de J&MC se las apañan para seguir sonando peligrosos, para oler a cuero más que nunca y para que nos creamos a pie juntillas que los hermanos Reid se bastan y se sobran para liarla pero bien.
★★★★☆
Criticar a este disco porque suena frío me parece una incongruencia cuando es capaz de hacer que te muevas como lo hace. Yo mismo he caído en ese error, cosa bastante sorprendente. ¿Acaso le pedimos calidez a Suicide, o al The Idiot de Iggy Pop, o a la etapa berlinesa de David Bowie o a los Cure más siniestros y opresivos?
La lista es tan larga que podría seguir hasta el infinito. Está claro que tampoco era cuestión de repetir la jugada. También creo que el tiempo de los J&MC como dúo tenía una fecha de caducidad muy corta, pero benditos sean por siempre por haber hecho esta obra tan sencilla y tan directa. Es que entre tanto barroquismo nos hacen mucha falta estas cosas.
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