Darklands (The Jesus and Mary Chain, 1987)
ROCK CON NUBARRONES. Darklands supondría una huida hacia delante evitando casi todos los tics del disco anterior. Tras la marcha del batería, un tal Bobby Gillespie, se decantaron por usar una caja de ritmos. Sea este o no el motivo, el resultado viró hacia una suerte de tranquilidad melódica punzada de electricidad pero desnuda de distorsión donde la belleza lanza destellos en monumentos sonoros impagables. "Darklands", "Happy When It Rains" o "April Skies" están sin duda entre los mejores momentos de los escoceses.
Sí, lo sé, son solo unos ejemplos que apenas muestran retazos de la belleza de un álbum que sabe a gloria. Un disco perezoso que se revela como mucho más que el reverso plácido de Psychocandy (1985). Aun siéndolo, no podemos quedarnos en eso. Sería una injusticia no prestar atención a todos sus meandros, sus nubarrones, sus cascadas y sus ramas secas.
El disco anterior puede ser más rompedor, aunque también contaba con unas influencias muy claras. Melodías surferas, rock 50s, The Velvet Underground... Si me pongo a diseccionarlo, no paro. Sin embargo este, tan sencillo, tan desnudo, tan emocional él, esconde en su corazón palpitante la esencia de lo que serían The Jesus and Mary Chain. No es solo una cuestión de despojar la música de artificios. Es que en sus melodías nos encontramos la pureza de una banda que decide justo en este momento dejarse de seguir estelas para empezar a marcar la propia.
Psychocandy sigue volándome los sesos cada vez que me lo pongo, pero Darklands es cada vez más especial, porque sin buscar la confrontación, acaba imponiendo su voluntad y se va abriendo con las escuchas como una flor de una belleza difícil de describir. Y a la hora de retratar esa calma a base de pinceladas impresionistas no tiene rival.
★★★★★
¿Y qué son esas Tierras Oscuras a las que apela el título? ¿Lugares peligrosos, yermos, donde se forman todas las tormentas? ¿Su Escocia natal? ¿Las Highlands? ¿Sus páramos (moors) interminables?
Todo eso y nada al mismo tiempo. Tal vez solo un estado emocional, un refugio lejos del bullicio y las luces estroboscópicas. Como este disco. Con él crearon algo único. Irrepetible.
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