domingo, 7 de agosto de 2022

Angry young men

★★★★☆

Woking, Surrey, UK

 

The Jam fue el ejemplo perfecto de cómo ir con los tiempos sin renunciar a tus gustos más íntimos y personales. Paul Weller a la guitarra y voces, Bruce Foxton al bajo y Rick Buckler a la batería formaron el núcleo duro que resistió a todo durante la década de vida de la banda, de 1972 a 1982, dejándose influenciar y casi propulsar por ese punk que arrasaba con todo, pero sin dejar de lado su gusto por los grandes de los 60, Small Faces, The Kinks o The Who, los guitarreos frenéticos de Dr. Feelgood, el rhythm & blues y hasta el soul de la Motown.

Los primeros años, como suele suceder, fueron de rodaje, de probar cosas y de entrada y salida de miembros. Hubo un momento en el que Weller se encargaba del bajo, cosa que por suerte para nosotros cambió cuando convenció a Foxton, entonces segunda guitarra del cuarteto, para que se pasara a las cuatro cuerdas con los fabulosos resultados que quedaron grabados para la posteridad en seis discos de estudio más uno en directo, los cuales están entre lo mejor que se grabara en las islas en esos años convulsos y dorados entre el 77 y el 82.

Lo suyo era un rock enraizado en el movimiento mod de los 50 y 60. Eso significaba, aparte de los elegantes trajes y corbatas negras, atacar al personal sobre una base de música negra esencial para explicar su estilo. Ellos nunca lo ocultaron. El estilo de Weller a la guitarra era una mezcla, más que admitida por él, entre Pete Townshend y Wilko Johnson. Las versiones que grabaron hablaban también por sí mismas. Martha & the Vandellas, The Who, The Kinks, Small Faces... Eso siempre me ha parecido de una honestidad tremenda. Dejaban tan claro de dónde venían que la gente les dejaba en paz con ese tema y así podían dedicarse a tocar y a depurar un estilo que, en realidad, ya era propio desde el principio. Una auténtica máquina a la hora de deglutir y digerir influencias para vomitar algo tan personal, tan fuerte y tan adictivo que no deja lugar a la duda ni a la fiscalización. Una banda enorme en un momento de la historia lleno de bandas enormes.

UN DISCO

All Mod Cons (1978)

El mejor fue el tercero. El primero fue el más punk, el segundo los pilló flojos de inspiración, pero este tercero tiene todo lo que los hizo grandes. Las letras costumbristas y afiladas en lo social. La rítmica nuclear, algún guitarrazo exploratorio y, en definitiva, unas ganas y una redondez a la que se acercaron en sus dos obras posteriores, pero que nunca pudieron igualar.

All Mod Cons tiene fuerza, imaginación y sensibilidad a manos llenas. Una obra maestra de esa Old Britannia que supieron retratar y discutir como pocos.

 

EN DIEZ CANCIONES: Angry Young Men

1. "In the City" (1977)

La energía punk de sus comienzos queda patente en este single, el primero que sacaron, que les abrió las puertas de las discográficas y les posibilitó grabar su primer álbum apenas un mes después. Por supuesto, tuvieron que incluir esta andanada en dicho LP.

2. "Away from the Numbers" (1977)

Una aproximación al pop que demuestra que desde esos primeros instantes The Jam iba a ser una banda diferente.

3. "English Rose" (1978)

Una de sus mayores glorias. En esta canción incluida en su glorioso All Mod Cons (1978) Paul Weller se desnuda, diría que por primera vez, y se muestra vulnerable en una balada en la que le canta a su rosa inglesa, D. C. Lee, su novia en aquellos tiempos. Una canción de amor cuando ninguno de sus coetáneos se atrevía a desnudarse de esa manera.

4. "'A'Bomb in Wardour Street" (1978)

Es famosa la historia que inspiró a esta canción. Weller, o la banda, iban a firmar su contrato con Polydor en Wardour Street y se encontraron la calle bloqueada por la policía. El motivo: una bomba sin detonar de la Segunda Guerra Mundial. De ahí surgió uno de los éxitos más rutilantes y reconocibles de The Jam.

5. "Down in the Tube Station at Midnight" (1978)

Weller siempre se ha caracterizado por su compromiso con los más débiles y por su estupendamente entendido izquierdismo. Aquí es donde se puede decir que empieza a dominar los entresijos de cómo contar un buen relato. Sin costumbrismos baratos ni lagrimeo facilón. Con todo el sentimiento y la carga de profundidad de tener la historia y saber cómo abordarla. Solo por ese final, uno de sus mejores temas.

6. "The Eton Rifles" (1979)

Usada por todos dentro del espectro político. Malinterpretada a sabiendas. La joya de Setting Sons (1979) es un canto a la lucha de clases y en contra de un elitismo que está enquistado como el peor cáncer en una sociedad británica que, lejos de denunciarlo, casi lo celebra.

7. "Going Underground" (1979)

Grabado durante la época de Setting Sons (1979), este single no se incluyó en el LP. Una pena, vista la energía y la potencia melódica que atesora una canción que habría hecho ganar enteros a cualquier obra mayor que la hubiera acogido en su seno.

8. "Set the House Ablaze" (1980)

Guitarra oscura, silbidos amenazantes y una línea de bajo martilleante para uno de los puntos álgidos de ese renacer para The Jam que fue Sound Affects (1980). Un tema duro que, por supuesto, no renuncia a esas fugas melódicas que hacen como nadie.

9. "Man in the Corner Shop" (1980) 

La cara más amable del grupo se materializa entre arpegios de guitarra encantadores y unos la-la-las sencillamente inolvidables. Un último momento de euforia antes de la debacle.

10. "Town Called Malice" (1982)

Posiblemente la mejor canción del trío sea este alarido northern soul medio ska medio Motown. Una canción donde manda un teclado endemoniado y un frenesí pop de los que se te pegan para no soltarte jamás. Como dijo un amigo, "habría que levantarse así todos los días".

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