The Moldy Peaches (The Moldy Peaches, 2001)
ANTI-FOLK. Me he tirado dos semanas tratando de decidir si estos neoyorquinos son un timo con forma de chollo o una auténtica bicoca disfrazada de bluf. Y no creo que nunca llegue a alcanzar una conclusión al respecto. Por sus melodías pegajosas, infantiles, tontorronas, maliciosas o directamente gilipollas. Por su actitud irreverente, impúdica, lúcida y totalmente caricaturesca. Son demasiadas cosas las que acercan a los de Adam Green y Kimya Dawson a la estulticia como para que no nos los tomemos muy en serio.
Pero a la vez cuesta horrores meterse de lleno en una propuesta que no tiene nada de formulaica, eso hay que concedérselo también. Una música que se ramifica en mil vertientes sin dejarte beber de ninguno de sus efímeros afluentes. Parecen folk, luego punk, luego rap y en medio de eso, música experimental. Todo un potaje que no sé si acaba justificando el lío que montan. Un lío bendito, socarrón, de una inteligencia más que palpable, pero que no deja de ser molesto en algunos momentos.
Ya sé que nadie me prometió estructura ni precisión con estos. Como también soy consciente de que me resulta imposible escapar a sus tentáculos. Lo que me lleva de vuelta al principio y a preguntarme si la distinción con la que empezaba mi reseña tiene alguna importancia, porque ¿es que en realidad no son las dos formas de camuflarse la misma jodida manera de dármela con queso?
★★★☆☆
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