jueves, 15 de junio de 2023

El sonido en primerísimo plano

Portishead (Portishead, 1997)

 

TRIP HOP. Si en algo apabulla este segundo trabajo de los de Bristol es en la brutalidad de su sonido. Un bloque sólido y epatante que golpea tus oídos para abrirse paso a martillazos hasta anegar tu cerebro. En eso esta obra es imbatible, acongojante y sobresaliente. De verdad que, escuchada en el momento justo, deja sin capacidad de reacción. Será por eso que algunas voces por ahí, apresuradas en mi opinión, lo colocan en lo más alto del pódium de los británicos.

Como he dicho, creo que este juicio no es del todo justo, y me refiero a que no lo es para con su estreno, un Dummy (1994) que, aunque sea por una diferencia mínima, gana a este sofomoro en una cuestión muy básica, pero definitiva: las canciones. Y es que este disco sin título, debían estar orgullosos de él para nombrarlo como el grupo, no puede competir con los éxitos instantáneos que vertebran al anterior. Canciones tan enormes como "Roads" o "Glory Box" no encuentran a nadie que les pueda mirar a los ojos aquí.

Y todo esto no quita que Portishead cuente con unas hechuras de obra grande, de monumento sónico de primer orden Será por su factura o por su conjunto, pero el equipo que forman estos once temazos es de impresión. De una en una puede que no aparenten ser gran cosa, que sí que lo son, pero es que cuando las vemos desfilar una detrás de otra, podemos comprender por qué este álbum tiene tan buena prensa entre los seguidores de toda la vida. Lo cierto es que en según que momentos puede arreglarte la tarde, algo que no está al alcance de un discucho cualquiera.

★★★★☆

1 Cowboys 4:38
2 All Mine 3:59
3 Undenied 4:18
4 Half Day Closing 3:49
5 Over 4:00
6 Humming 6:02
7 Mourning Air 4:11
8 Seven Months 4:15
9 Only You 4:59
10 Elysium 5:54
11 Western Eyes 3:57
Total: 50:02

Que este grupo te recuerde a la música de películas es una obviedad como la copa de un pino, pero no decirlo me parecería hasta forzado. Y si en Dummy ya podíamos relacionarlos con el séptimo arte sin mayores problemas, es en este segundo álbum en el que todo ese amor por las ambientaciones más noir y más celulóidicas eclosiona hasta hacerse, más que palpable, casi masticable.

Lo que aquí suena te va a remitir a mil cosas dependiendo de tus inclinaciones fílmicas. Seguro que una de ellas, digo yo, es ese personaje de James Bond que si es icónico, aparte de muchas otras cosas, es por la música que ha acompañado sus movimientos durante sus seis décadas de vida (en el cine). A lo mejor estoy forzando un poco la máquina, pero lo que es a mí el agente secreto se me ha aparecido varias veces durante la escucha de este álbum.

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