lunes, 11 de septiembre de 2023

Arc of a diver

One World (John Martyn, 1977)

 

FOLK OCEÁNICO. Asqueado del negocio musical, Martyn se tomó un año sabático en 1976 y pasó un tiempo en Jamaica (ni siquiera él parece acordarse de cuánto), en casa de Chris Blackwell, gerifalte de Island records y  productor de este disco. Allí trabó amistad con músicos locales, incluido un Lee "Scratch" Perry con el que compartía un estilo similar a la hora de grabar, dando protagonismo al eco por encima de casi todo lo demás. Aun pareciéndose como un huevo a una castaña si atendemos a la música de ambos, Perry coescribió "Big Muff" con Martyn y definitivamente se puede decir que hubo una cierta retroalimentación que influenció a ambos artistas.

Lo que no significa que lo que suena aquí tenga algo que ver siquiera de lejos con el reggae, que no. Sí que puede sonar funk en ciertos momentos y sí que el eco multiforme del echoplex nos puede remitir, forzando un poco las cosas, al dub, pero, para bien o para mal, lo que descorcha aquí el escocés sigue siendo cosecha propia de todas todas.

Una cosecha propia que como venía siendo habitual basa el grueso de sus poderes en un sonido apabullante, cristalino pero poderoso, alucinante pero terrenal. Un sonido en el que el bajo bulle, la guitarra tintinea y lo ultraterreno se nos presenta en forma de fantasmas y melismas reverberantes capaces de inducir la hipnosis más profunda. Ese es el secreto de un álbum en el que manda el conjunto sobre las individualidades. Un disco hermosísimo en el que las cosas suceden de una manera pausada, casi imperceptible, pero inexorable.  

Por eso no esperen nombres propios, no esperen esa canción definitiva que cambia el partido a su favor ella solita. Es cierto que podemos tener nuestros niños mimados, que "Couldn't Love You More" es preciosa, que "One World" lleva el misterio a un lugar que no conocíamos, o que "Dealer" es contagiosa y pizpireta hasta lo indecible. Aun así, lo mejor es abandonarse al suave flujo de las mareas, dejarse mecer y arrastrar, y ver a dónde nos lleva una de las obras maestras más intachables de John Martyn. Y no dejen de intentarlo. Yo he tardado casi una semana en darme cuenta. Eso sí, a fuego lento, todos lo sabemos, todo acaba sabiendo mucho mejor.

★★★★☆

A1 Couldn't Love You More 3:04
A2 Certain Surprise 3:51
A3 Dancing 3:53
A4 Small Hours 8:37
B1 Dealer 4:56
B2 One World 4:01
B3 Smiling Stranger 3:29
B4 Big Muff 6:12

Total: 38:03

Los discos poderosos de verdad suelen contar con una ambientación que los hace únicos. Son sugerentes por sí mismos y muchas veces no podemos explicar bien el porqué. 

 
 
En este caso, One World me llena la mente y el alma de océano. Bueno, más que de océano, de isla. Por supuesto que no puedo sentir todo esto sin saber todo lo que sé sobre su gestación. El que surgiera de la experiencia jamaicana de su autor es clave para esta asociación. Su portada también lo es, por supuesto. Pero lo que también me lleva a toda la sensación de aislamiento que la insularidad conlleva es que el matrimonio de Martyn con Beverly estaba en pleno proceso de desintegración en esos momentos. Algo que permea una obra que trata de esconder un dolor demasiado grande como para que no se note.
 
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