COUNTRY & GOSPEL. Puede parecer tentador asomarse al espacio íntimo del artista, ese reducto donde pocas veces se puede fisgonear. Y claro, aprovechando que ya no está en casa, podemos curiosear en estas fotos domésticas que el hombre de negro había sacado solo para él y los suyos. Sin pudor alguno.
Sentimientos de culpa aparte, lo más revelador de estas grabaciones, sin duda, son sus comentarios introductorios, como ese en el que nos dice que tiene muchas canciones que no ha grabado, ya sea por el poco interés de la discográfica o el suyo propio, pero que aun así alguna gracia deben tener cuando no puede quitárselas de la cabeza. Pues muy bien hecho. Si tenías que quitarte la espinita y grabarlas, ¡olé tus huevos!
Eso sí, como suele pasar, la curiosidad mata al gato una vez más. Y es que, aunque se trata de versiones de canciones centenarias en muchos casos, con historias tórridas, moralistas o carcajeantes, son muchas. Sí, se me hace largo, perdón. Ni barítono ni leches. Por supuesto hay que tener manga ancha con el maestro y usar esto como manual de consulta esporádica. Sin embargo, con todo esto en mente, tengo que admitir que no sabría qué destacar del listado. Canciones de amor, traición, religión... Suculento repertorio... Pero ya estoy lleno antes de empezar.
En resumidas cuentas, aquí hay material para un álbum realmente bueno. Todo junto, así soltado en plan ametralladora... Eso es otra cosa. Que no se puede decir que sea malo ni siquiera en una sílaba aislada que se le escape al maestro, pero en lo que a mí respecta tampoco puedo decir que el disco sea impresionante. ¿Es eso exigir demasiado a Cash? Pues que no nos hubiera acostumbrado al sobresaliente perpetuo.
★★★☆☆
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