viernes, 22 de diciembre de 2023

Desnudos y helados

Eta edertasunaren lorratzetan biluztu ginen / lorategi izoztuan hezur huts bilakatu arte (Lisabö, 2018/2023)

 

POST-HARDCORE. "Y tras el rastro de la belleza nos desnudamos hasta transformarnos en mero hueso en el jardín helado". Este es el poderoso verso que se forma si juntamos el título de los dos últimos discos de Lisabö, un díptico glorioso y aberrante que no pudo ser por la pandemia, pero que ahora es y se puede disfrutar en toda su gigantesca plenitud. También es la unión entre la frase con la que acaban el primer álbum y la que usan para empezar el segundo.

Cinco años son los que median entre la publicación de ambas rodajas. La idea era sacarlos casi seguidos, pero por lo comentado, además de por el modus operandi de una banda que lo hace todo a fuego lentísimo, no fue posible. Y no hacía falta que el grupo se empeñara en cuidar las formas para aventar con claridad meridiana que los álbumes comparten el mismo ADN. Es cierto que se agradece esa uniformidad en las carátulas, ese yin yang en el que no hay lugar para la duda. Pero, en realidad, no hay más que escuchar las primeras notas de cada obra para entender que se trata de un continuo, de una bilogía, como ellos la llaman, de una profundización en los hallazgos de ese Animalia lotsatuen putzua (2011), que lo cambió todo para los irundarras.

Aquí siguen obcecados en abrirse camino a partir de los postulados más primitivos y más atávicos. Superada ya con creces la etapa en la que metían chelos y centrados en la barbarie, Lisabö se empeñan en ser nuestros Swans, nuestros Fugazi y nuestros Neurosis. Así de intensos, crudos y emocionales se muestran en un par de álbumes en el que redoblan esfuerzos por multiplicar el efecto de sus obsesiones hasta el infinito. Y no es que trabajen su obcecación o sus lugares comunes como si de tics se trataran, no. Más bien estamos hablando de que todo ese amor por el énfasis encima del énfasis, los mandobles sónicos, las dentelladas instrumentales y esa pasión por lo monocorde hasta el infinito son sus herramientas de trabajo, su instrumental quirúrgico. Y eso, por mucho que en su aparente inmovilismo se les pueda confundir con los Motörhead de Irún, no deja de ser una demostración de fuerza, pasión y coherencia.

No están hechos Lisabö para estos tiempos. Eso creo que lo sabemos todos, ellos los primeros. Tampoco era cuestión de endosarnos un disco doble, algo que hasta ellos entienden como insoportable. Pero qué necesarios siguen siendo. Optar por lo espaciado, por huir de las prisas y lo superficial, es un suicidio en estos tiempos. Precisamente lo que más necesitamos.

★★★★☆

1 Errautsaren bezpera
2 Nomaden zirkulu tematia
3 Olio tantak ezpainetan
4 Oroimena galdu aurretik idatzi gabeku gutuna
5 Hegaldiaren etenaldian
6 Amuz inguratuta
7 Denboratik kanpo bizi garenok

Total: 42 min.

1 Sarraila 0:34
2 Urpekaritza baso kiskalian 8:04
3 Kristalezko begiei so 9:18
4 Gauak gure ametsak baino luzeagoak dira 2:05
5 Gutariko bakoitza gara denok 7:22
6 Hosto zehargarriak 5:54
7 Zeru arrosaren guraizeak 7:33

Total: 40:50

 

Martxel Mariskal sigue detrás de las letras del grupo. Su auténtica arma (no tan) secreta y, como ellos no se cansan de repetir, un miembro más de la banda al 100%. No es para menos. Desde Ezlekuak (2007) se ha encargado de traducir en palabras la música de Lisabö. Sin lugar a dudas, y por encima de giros estilísticos, el hecho más definitivo a la hora de poner las producciones del grupo en otro nivel.

 
Resulta curioso que las palabras sean tan importantes en una música hecha desde las tripas, tan monocorde y tan salvaje. O quizás sea lo más lógico si lo pensamos bien. Porque también es una música que surge de lo más recóndito del alma, de lo más emocional y epidérmico. Una música que necesita esas palabras mayores para expresarse y florecer en toda su plenitud. Por muchos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario