The Only Ones (The Only Ones, 1978)
PUNK & ROMANCE. Armados alrededor de la voz indescriptible (tómense eso como crean conveniente) de Peter Perrett y usando con inteligencia superdotada al punk como base, los londinenses pegan esta bomba lapa en el corazón mismo de la industria para reventarla desde dentro. Tan cierto es que beben del rock & roll más guarrete como que lo suyo tenía todas las pretensiones de ser otra cosa. Algo que los convierte en los primeros de la clase a la hora de buscar carreteras secundarias dentro de la corriente dominante. Para llegar al mismo sitio, puede ser, pero a través de un trayecto en el que el paisaje no tenía nada que ver con lo que podíamos encontrarnos habitualmente.
Este álbum maravilloso que nos ocupa está lleno de chispazos y exabruptos, pero no es lo que más destaca ni lo que lo define. Lo sorprendente, lo glorioso de The Only Ones es cómo Perrett transita esas carreteras secundarias para darse de bruces con espejos a cada recodo, los cuales le ponen de frente ante sus dudas, sus miserias y avivan los rescoldos de un amor que no siempre es tan bonito como nos lo pintan. Con su voz impotente, desagradable y fea sin paliativos, el cantante y compositor trabaja los ingredientes bastos del punk para llenarlos de historias de deseo, nostalgia y amor turbio. Y lo hace sin miedo a meter unos saxos por aquí, unos teclados por allá o incluso unos coros soul que ayuden a despistar aún más.
Todo esto contiene esta obra maestra del ¿punk? Sí, sumando y restando, no me cabe la menor duda de que esto es más punk que otra cosa. Más punk que el más nihilista, descerebrado y autodestructivo ser que haya existido jamás. Porque es libre hasta el infinito, está lleno de creatividad y de intención, de maldad y de comprensión. Porque, y eso muchos no se lo esperaban, este álbum es mucho más que la suma de sus partes. Y mucho más que esa "Another Girl, Another Planet", que sigue siendo una de las canciones más increíbles que se hayan escrito jamás. No sé si estaré loco, pero hay veces que algunas partes del disco me suenan hasta a jazz. Si es locura, transitoria o de la otra, les aseguro que no es congénita ni nada de eso. Me la ha provocado un álbum capaz de volarte la cabeza y masajearte el alma como pocos. Ya lo sé, no te lo esperabas, pero te aseguro que es así.
★★★★★
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