POST-PUNK. Lo que más llama la atención del estreno de la antepenúltima sensación en esto del rock patrio es la ausencia de canciones como tales. Idea que se va matizando con las escuchas, aunque de primeras todo esto se percibe como una marejada irrefrenable en la que los madrileños conjuran el vitriolo de Gang of Four, P.i.L., The Birthday Party o The Pop Group. Juventud Juché imponen su dictadura sónica a base de latigazos, exabruptos y ritmos cortados al ras. Además de todas estas influencias, no querría olvidarme de una, para mí, muy evidente y a menudo denostada como es la de Mar Otra Vez, banda seminal de la postmovida con unos planteamientos más radicales que los que manejan estos tres, pero de los que parecen beber sin pudor.
Esas son las coordenadas en las que se mueve un grupo que no le hace ascos a etiquetas tan poderosas (y locas) como la de punk dictatorial. Un intento por definir un sonido en el que mandan los bajos carnosos y trepidantes que, junto a una batería imaginativa y salvaje, constituyen el colchón perfecto para una guitarra disfuncional, espasmódica y cortante como una sierra oxidada. Exactamente los mismos ingredientes que usaban las bandas mencionadas arriba, aunque con el toque único que dan las letras-bomba con las que Javier Molina exorciza sus demonios mientras se pone del revés.
Un debut con más miga de la que esperaba, sobre todo en lo sónico. Una gozada absoluta por muy altamente influenciada que esté, la cual consigue encontrar su camino para hacerse un hueco en mi estantería. Y con la cabeza bien alta, no se crean.
★★★★☆
Total: 26:30
El término "juche" (con tilde en la "e" si lo castellanizamos) se refiere a la filosofía, ideología y sistema político que defiende la soberanía de Corea del Norte como república socialista. Todo un posicionamiento por parte de la banda que posiblemente no sea tal y pretenda más bien continuar una estética e ideario del que hemos visto numerosos ejemplos en esto del post-punk, o quizás escandalizar y llamar la atención simplemente. Seguro que algo de ambas cosas hay.No hay más que echar un vistazo a bandas como Gang of Four, con ese nombre sacado directamente de la Revolución Cultural china de mitad de los 60 del siglo pasado, o esos The Pop Group con su obsesión por el sudeste asiático y las atrocidades que allí acontecieron, para darse cuenta de que el nombre de este trío es de todo menos casual. Lo que sea por complacer a nuestro amado líder.
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