PROTO-PUNK. En 1976 Iggy no estaba para nadie. Incapaz de superar sus adicciones o de volver a los escenarios, decidió sacar este directo como forma de finiquitar a los Stooges para siempre. En él se suponía que iba a incluir el último concierto que dio la banda en febrero de 1974. Investigaciones posteriores sacaron a la luz que solo la segunda cara pertenecía a ese bolo. La primera registraba un concierto en el mismo sitio, el Michigan Palace de Detroit, pero un año antes.
Todo esto se intentó corregir en ediciones posteriores del álbum, todas ampliadas hasta la extenuación y todas innecesarias bajo mi punto de vista, porque ni hace falta aumentar la rabia y el disgusto de lo que ya suena aquí ni es necesario someter al oyente a más tortura auditiva de la necesaria. Digo esto tanto desde la perspectiva de la víctima como desde la del masoquista más empedernido. Todo en un registro, eso sí, histórico, en el que vuelan las botellas de cerveza para estrellarse en la banda y sus instrumentos y en el que la violencia espoleada por el mismo Iggy desde el micrófono flota en el ambiente como en ningún otro documento de la historia del rock.
Quizás no sean motivos suficientes como para sobreponerse a un sonido deleznable que no representa ni de lejos la furia desatada de la banda en el escenario, pero lo cierto es que cada vez que te pones este directo puedes percibir el peligro, la confrontación y la mala leche de un momento que no hace sino retratar el tiempo en que vivían tanto sus protagonistas como la sociedad en general. Y a eso en mi pueblo lo llaman documento impagable.
★★★☆☆
Total: 37:14
Este disco tiene más de visionario y de documento que de joya para el disfrute, pero es que los motivos para no tirarlo a la basura son demasiado poderosos. Por un lado, que no se nos olvide que fue editado en 1976, justo antes de la detonación del punk, con lo que se convierte en una obra adelantada a su tiempo y absolutamente profética.
Por otra parte cuenta con tantos ganchos en el apartado de curiosidades que se hace casi imprescindible. Ahí está el hecho de que en su cara B glose la última intervención de los Stooges hasta una reunión de la que mejor no hablamos. También que registre el enfrentamiento entre Iggy Pop y el público con las provocaciones de este y con la respuesta de la audiencia, llegando a tirar botellas, huevos y objetos peligrosos al grupo durante la actuación. El mismo Iggy da las gracias irónicamente entre canciones.
También hay que señalar el momento en "Rich Bitch" en el que todos pierden el ritmo y el señor Osterberg toma las riendas haciéndolos callar y marcándoselo a la batería para retomar con gloria. Todo así, clarito, sin maquillajes y tan de verdad que pararse a analizar si suena mal de cojones, si la perfección técnica deja muchísimo que desear y demás memeces no hace sino hacernos mirar hacia donde no debemos. Y perdernos así la esencia de un documento que, lo queramos o no, acaba representando lo que fueron los Stooges mejor que ningún otro.
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