SONICS!!! Estamos ante toda una celebración. Mark Arm, Steve Turner y Dan Peters, de Mudhoney, unen fuerzas con cuatro amigos (Scott McCaughey, Tom Price, Big Kahuna y Craig Flory) para rendir tributo a los Sonics, más que probablemente la banda más definitiva del sonido garaje y la influencia más profunda para Arm y los suyos. Algo que siempre hemos podido apreciar en su música (refresquen "Touch Me I'm Sick" y verán).
Credenciales que ya sabíamos y que hacen que no nos sorprenda el proyecto. Lo que tampoco es novedoso, pero impacta igualmente, es la manera en la que el combo ataca estos dieciséis clásicos. Con una rabia y una convicción que solo puede venir de llevar inoculada esta música en las venas desde que nacieron, de llevarla en el mismo ADN. Mención especial, aparte del glorioso y furibundo trabajo instrumental, merece un Mark Arm que se merienda el micro con la misma violencia y entrega con la que lo hacía su ídolo Gerry Roslie. Él siempre ha voceado la influencia del líder de los Sonics en su forma de cantar, pero esto es que es demasiado.
Ahí está el auténtico secreto del éxito de un proyecto que se mantiene fiel en todo momento a las versiones originales, pero sin que el grupo suene postizo ni impostado. Los tres de Mudhoney son los que dominan aquí y a eso es a lo que suenan estas canciones: a una actualización de los Sonics pasada por el tamiz de los de Seattle. Una renovación con la idea de lanzarlas al infinito. Unas versiones que suenan a agradecimiento eterno y a muestra fehaciente de lo perdurable y absolutamente irrebatible que es la música de los de Tacoma. Culpables directos de la exitencia del punk, del grunge y de todo el rock and roll tocado sin mayores pretensiones que las de vaciarse y hacer disfrutar al respetable.
Y eso es lo que consiguen estos siete a lo largo de estas dieciséis detonaciones. Un disfrute por su parte que ha quedado grabado en estos surcos para siempre. Un auténtico ejercicio de amor eterno y totalmente desinteresado para que gocemos cada golpeo, cada alarido, cada nota y cada sílaba. Sin parar. Una y otra vez. Sin deseo alguno de parar la música o de pedir la hora.
★★★★☆
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