lunes, 9 de septiembre de 2024

El timo de los discos en directo

Raras veces una grabación en directo podrá superar a una de estudio. La historia de la música está llena de ejemplos. No, los discos en directo no suelen quedar bien en las listas de los mejores. Y sin embargo hay un puñado de ellos que avasallan y confirman la regla. Son raros ejemplares que capturan el aire de una noche/momento irrepetible para que lo repitas en tu reproductor ad finitum.

Está claro que la experiencia de un concierto es inimitable, aunque algunas veces un pequeño grupo de elegidos han logrado acercarse bastante.
Sin pretender ser enciclopédico y sin importarme caer en obviedades, aquí presento una pequeña y creo que jugosa muestra de lo mejor de lo mejor. Los más grandes de todos los tiempos y un análisis por décadas. A nivel internacional, pero con un pequeño anexo en el que también me acuerdo de mi país, claro.

 

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10 'Get Yer Ya-Ya's Out!': The Rolling Stones in Concert (The Rolling Stones, 1970)

Los Rolling Stones capturados en vivo semanas antes de su accidentadísimo concierto en Altamont, con asesinato por parte de un Ángel del Infierno incluido. Después de eso, por las malas vibraciones de la canción, dejaron de tocar "Sympathy for the Devil" durante años. Aquí tenemos una de las últimas interpretaciones del tema antes del luctuoso suceso. Un plástico que captura a una banda en la cima de sus poderes. Unos Stones catárticos, viscerales y supremos. El mejor momento de la mejor banda de rock & roll del mundo.


9 "Live" at the Apollo (James Brown, 1963)

James Brown ya había tenido un exitazo con "Try" y contaba con una fama de directo espectacular. De todas formas la discográfica no estaba dispuesta a poner dinero para la última idea del cantante: un disco en directo. Simplemente no pensaban que gente pudiera pagar por canciones que ya tenían en su versión de estudio. Pues ni corto ni perezoso, el propio Brown financió la grabación. Para consternación de los "visionarios" discográficos, el disco fue todo un éxito y lanzó a Brown a otro nivel, dejando claro que cuando el artista se porta como debe en un escenario, el público va a pagar lo que haga falta para llevárselo a casa. Esta es la historia, pero solo escuchándolo podrás entender por qué es un hito con todas las letras.



8 "Live" at the Star-Club, Hamburg (Jerry Lee Lewis, 1964)

Jerry Lee Lewis solía meterle fuego a su piano. Literal y metafóricamente. Aquí puede sentirse ese ardor. Pocas actuaciones se podrán sentir más vivas, más calientes y más bestiales que lo que hizo el Killer en este club alemán. Ya desde los primeros acordes de "Mean Woman Blues" pone el local patas arriba. Si la magia de un buen disco en directo consiste en hacerte desear haber estado allí, casi más que la imposibilidad de recrear el momento al dedillo, pocos se me ocurren que puedan igualar a este. Mientras lo escuchas no vas a poder pensar en un ejercicio igual de devastador. ¿Será que no lo hay?


7 At Newport 1960 (Muddy Waters, 1960)

Muddy Waters le dio la vuelta al concepto de festival que tenían en Newport, una cita con el blues, el jazz y el folk que ponía el disfrute de la música en calma por encima de cualquier otra consideración. En una tarde antológica, el de Misisipi le dio la vuelta a esa idea y puso al auditorio a bailar sin parar con la turgencia de un blues que era pura flama. Fue tal la algarabía y la insistencia del respetable que tuvo que repetir una "I've Got My Mojo Working" para tratar de calmar el ardor. Por supuesto, no fue posible.


6 No Sleep 'Til Hammersmith (Motörhead, 1981)

Estaba claro que el mejor disco de Motörhead tenía que ser un directo. Una banda que entiende la música como la de Lemmy Kilmister solo encuentra solaz en esas lides. Ahí es donde puede amplificar el alarido, soltar a los perros del estertor, conjurar el ritual solemne del ruido desbocado... Solo en un escenario podremos entender la magia de una banda como esta. Y lo que hicieron en el Hammersmith londinense la noche de autos no podría creerse de no haber sido registrado para la posteridad en un disco que es auténtica droga dura para los más fanáticos del ruido y la furia.


5 At Fillmore East (The Allman Brothers, 1971)

Los discos de los Allman Brothers siempre han estado muy bien, pero compararlos con sus conciertos es una tarea fútil. No solo por la frescura que ganan, sino por ese componente improvisatorio que acaba alargándolos en un viaje que nunca sabemos dónde nos va a llevar. Ni ellos, claro. Pero cuando te metes de lleno en esta música te queda bien claro que el destino es lo de menos. Lo que importa es el trayecto, y los Allman Brothers saben perfectamente cuál es el camino con las vistas más espectaculares.


4 The Bootleg Series Vol. 4: Live 1966 - The "Royal Albert Hall" Concert (Bob Dylan, 1998)

Este es el disco que lo cambió todo para Dylan y casi para el rock. ¡Cómo que no se podían convertir las canciones en literatura! ¡Cómo que no puedo coger una guitarra eléctrica y sentir ese crujido insondable! Dylan no estaba para cortapisas ni iba a permitir que le coartaran. Y gracias a esa insolencia y a esa fe inquebrantable, cambió las reglas para siempre. En este disco hay dos volúmenes. En el primero, un set acústico para amansar a las fieras, aunque con demasiada retranca y demasiadas palabras humeantes como para satisfacer al personal más retrógrado. Ese que en cuanto empezaba el segundo pase (segundo volumen del disco) abucheaba o incluso abandonaba el recinto. Normalmente abucheaban más que se marchaban. Algo que no deja de sorprender. Y es que por mucho que no lo entendieras, por mucho que no te gustara, hasta el más radical veía claro que ahí había algo muy gordo.



3 Live at the Harlem Square Club, 1963 (Sam Cooke, 1985)

Cooke sí que sabía cómo hacer arte del sudor, cómo convertir los jadeos más tórridos en una catedral gótica. La que formó en el Harlem Square Club de Miami la noche del 12 de enero de 1963 queda para historia. Como pueden ver no fue publicado hasta más de veinte años después. Así de caliente y escandaloso fue el show para una disquera que más que beneficio vio problemas con una grabación más problemática que otra cosa. Menos mal que acabó viendo la luz. Solo imaginarme que podríamos habernos perdido esto para siempre me produce una congoja difícil de describir.



2 At Folsom Prison (Johnny Cash, 1968)

No solo estamos ante un directo impecable, sino que nunca como en este disco se ha capturado un momento tan particular y tan especial. Johnny Cash hermanándose con los presos del penal de Folsom, en California, tratándolos como a iguales, aplacando su dolor sin paternalismos ni poses. Un disco que rezuma comunión, compromiso y misericordia en el sentido más amplio y más acogedor de la palabra. Una auténtica maravilla desde que empieza con ese mítico "Hello, I'm Johnny Cash", hasta que se apaga con las instrucciones del personal de la prisión entre abucheos y aplausos. Como en un pletórico "Podéis ir en paz". Pues "demos gracias a Dios".


 

✠✠✠


1 Kick Out the Jams (MC5, 1969)

Kick Out the Jams... ¿Qué se puede decir de la estatura mítica de este pedazo de verdad arrancado de raíz de los intestinos purulentos de Norteamérica? Podemos hablar de militancia, de drogas, pistolas y follar por las calles. De una ideología que abogaba por la supremacía del hedonismo y la libertad personal... Pero, ¿eso nos dará una idea de lo que bulle aquí?

Podemos hablar de rabia, de electricidad encabritada, de un duelo de guitarras que se persiguen a mordiscos en la yugular, de un Rob Tyner supremo en su concepción del soul como arma de destrucción masiva, de la creación del noise, del punk y del rock alternativo... Pero, ¿entenderemos con eso lo que suena aquí?

Cojan todas esas ideas y hagan lo que quieran con ellas. Estúdienlas, empaquétenlas y guárdenlas en un rincón oscuro, tírenlas al mar... Pero, por lo que más quieran, ¡escuchen este disco! Les prometo que verán la luz.

 
POR DÉCADAS

 

50s-60s

10 Live at the Regal (B.B. King, 1965)

Blues Boy King haciendo honor a su nombre en ese auditorio legendario que fue el Teatro Regal en Chicago. Eso es lo que encontramos en este directo, auténtico mito entre las grabaciones de este tipo. Sin duda se obró la magia esa noche. En una retroalimentación sublime, artista y público experimentaron y posibilitaron la catarsis en un espectáculo irrepetible de blues tórrido a flor de piel. (...)

9 Olympia 61 (Édith Piaf, 1961)

Registro histórico de la Piaf en el templo sagrado del Olympia parisino. El segundo que realiza, dando fe esta vez de su espectacular madurez en un concierto sobresaliente en el que da rienda suelta a sus mejores dotes interpretativas y deja espacio para todo, errores incluidos. Me refiero exclusivamente a ese inicio en falso en "Mon Vieux Lucien", un fallo tan encantador que se hace hasta necesario. Un fallo mínimo que nos recuerda que la cantante regresaba al Olympia después de dos años de enfermedad. (...)

8 Olympia 64 (Jacques Brel, 1964)

He aquí un extracto glorioso del histórico recital que Jacques Brel ofreció en el Olympia parisino en octubre del 64. Y cuando digo histórico, lo digo con todas las consecuencias que pueden sobrevenir de usar un término que se utiliza con demasiada ligereza. Porque precisamente ligereza es lo que no hay aquí. En absoluto. No puede haberla cuando el mejor cantante del mundo se enfrenta a un público que va a escuchar lo que puede enseñarles en el templo para cualquier cantautor que se precie (no hablo solo de chanson). Por eso, por mucho que me cueste despegarme de la edición original de mis discos favoritos, tengo que reconocer que la ampliación llevada a cabo en 1988 es más que recomendable. Por mucho que los ocho temas originales se basten y se sobren para captar nuevos fanáticos del artista a manos llenas. (...)

7 "Live" at the Village Vanguard (John Coltrane, 1962)

A principios de los 60 Coltrane seguía con su revolución particular y con una alianza con Eric Dolphy que era bastante más que la típica relación entre maestro y aprendiz. El multinstrumentista californiano fue, más que un apoyo, casi una guía para estos pasos hacia el abismo que estaba dando el autor de Giant Steps (1960). (...)

6 Ellington at Newport (Duke Ellington, 1956)

Normalmente reniego de las reediciones completistas. Las veo como una forma ruín de sacar los cuartos a costa de un cadáver. Sin embargo, este caso es diferente. Según parece, el disco original de 1956 (el cual incluía 5 piezas del mítico concierto) fue trucado mediante la adición de partes instrumentales en el estudio, además de aplausos enlatados. Está claro que cuando leí eso no me gustó nada. La buena noticia es que el hallazgo de las cintas originales en 1996 hacía posible, no solo disfrutar del concierto íntegro, sino hacerlo sin las mutilaciones y parches que se le aplicaron. (...)

5 "Live" at the Apollo (James Brown, 1963)

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4 "Live" at the Star-Club, Hamburg (Jerry Lee Lewis, 1964)

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3 At Newport 1960 (Muddy Waters, 1960)

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2 At Folsom Prison (Johnny Cash, 1968)

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1 Kick Out the Jams (MC5, 1969)

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70s

10 Space Ritual (Hawkwind, 1973)

El rock hecho materia interestelar. Space Ritual es un auténtico viaje astral, una singladura iniciática hacia las profundidades de la tierra y hacia los confines del universo. Excesivo, saturado, vehemente y caprichoso. En las antípodas de la sencillez, y a la vez elemental y directo. Es una tenebrosa travesía hacia la luz donde las guitarras suenan enterradas en la mezcla, el bajo y la voz en primer plano y las trompetas son como señales lejanas en baja frecuencia. (...)

9 Stupidity (Dr. Feelgood, 1976)

Yo diría que estamos ante la mejor puerta de entrada posible a la música del grupo de Canvey Island. Un comentario arriesgado después de los dos magníficos discos con los que debutaron el año anterior. Sin embargo, un comentario con buena base al fin y al cabo, ya que nadie puede negar que el directo es el hábitat natural de estas bestias del rhythm & blues. (...)

8 Live at the Cheetah Vol. 1 & 2 (Fania All Stars, 1971, 1973)

El 26 de agosto de 1971 pasó algo muy grande para la salsa de la Gran Manzana. Lo que se lió en el club Cheetah de Manhattan, local frecuentado por lo más granado de la negritud neoyorquina, de James Brown a Jimi Hendrix, fue algo fastuoso, que iba a significar la ceremonia de paso a la edad adulta para los ritmos latinos tan populares en la ciudad de los rascacielos en la época. La numerosa población hispana de la urbe se apresuró a llenar el local, llegando a duplicar su aforo. (...)

7 Rock n Roll Animal (Lou Reed, 1974)

La apoteosis eléctrica hecha carne. Rock n Roll Animal sublimaría lo primigenio vistiéndolo de barroquismo exacerbado. Nada que temer, pues al rascar un poco se desmorona el caparazón dorado para mostrar un andamiaje bestial, seco y puro. Todo el poder divino y mugriento de The Velvet Underground cobra una nueva vida justo antes de ser enterrado para siempre. (...)

6 Slade Alive! (Slade, 1972)

Con un par de singles y solo un LP en el mercado, Slade se lían la manta a la cabeza y ponen toda la carne en el asador en una continuación que trataba de inmortalizar el fragor de su directo. Una cosa muy seria, según podemos extraer de la escucha de este disco incendiario, donde veo poco glam en el sentido beatífico del término y mucho rock 'n' roll desbocado.

Más MC5 que T. Rex y más New York Dolls que Bowie, Slade hacen honor a su fama y quedan aquí retratados como una máquina de directo brutal. (...)

5 Live at Leeds (The Who, 1970)

La fama del directo de los Who es legendaria. Con una base rítmica como la formada por Keith Moon (batería) y John "The Ox" Entwistle (bajo) no hay nada que pueda salir mal. Si le añadimos la pirotecnia guitarrera de todo un Pete Townshed y las altísimas prestaciones de un vocalista como Roger Daltrey, la cosa no puede ser más que gloriosa. Y así fue siempre tal y como queda recogido en este directo estratosférico. Seis temas de rhythm & blues hirviente para alojar a la banda en la eternidad.

4 It's Too Late to Stop Now (Van Morrison, 1974)

Directo de directos, este disco caudaloso e imparable tiene varias virtudes. A destacar, el retrato impactante de un artista soberbio en la cúspide de su poder y la capacidad de mostrar las múltiples facetas de su música. Aquí podemos revolcarnos en rock sudoroso, jazz delicado y soul inflamado. En busca de un hartazgo que no llega. Ni siquiera nos saciamos con el final apabullante de ese "Cyprus Avenue" que sentencia a muerte a toda una legión de farsantes. (...)

3 It's Alive (Ramones, 1979)

Anfetamínico, extenuante, bestial... 28 canciones minimalistas reducidas a su esencia e inyectadas de velocidad. Primigenio y básico, un dechado impepinable de potencia sin control. No siempre el fin justifica los medios pero en este caso el resultado es tan irresistible que no puedo creer que exista. Consigue lo imposible, capturar para la posteridad siquiera unas migajas del sonido Ramones sin adulterar. Aquí nos muestran sus ingredientes sin miedo y con una honestidad que los hace grandes y que sirvió para marcar el camino de cientos de bandas ansiosas de recrear lo imposible. (...)

2 'Get Yer Ya-Ya's Out!': The Rolling Stones in Concert (The Rolling Stones, 1970)

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1 At Fillmore East (The Allman Brothers, 1971)

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80s

10 Concerti (Paolo Conte, 1985)

Paolo Conte dando una lección de rajo, elegancia, sabiduría... De cómo hacer que lo norteamericano suene italiano a base de personalidad y humo, mucho humo. Nuestra pasión más privada. El ritual secreto de un grande muy grande.

9 The Blow Up (Television, 1982)

Hacía falta un directo para redondear la experiencia Television. Una banda de su reputación sobre las tablas necesitaba un documento que atestiguara dichas habilidades. Pues no lo hay. Como con los MC5, el fan, ávido de más gloria de sus ídolos, se da con un canto en los dientes y tiene que conformarse con los dos discos de estudio que publicaron los neoyorquinos. Al menos los de Detroit sí que tienen un directo inconmensurable (Kick Out the Jams (1969)), pero en lo exiguo de su producción sí que dejan con la misma hambre. (...)

8 Shadows and Light (Joni Mitchell, 1980)

El segundo disco en directo de Joni Mitchell es una nueva demostración de poder. Si el anterior glosaba la evolución de la cantautora desde sus inicios hasta ese sustantivo Court and Spark (1974), este lo retoma en ese punto para recorrer la época de mayor inquietud de la canadiense, la del jazz fusión y los experimentos más osados ya totalmente al margen del folk. Algo que hace rodeándose de una banda increíble para insuflar una dosis extra de energía a unas composiciones que puede que encuentren aquí su forma definitiva. (...)

7 Nocturne (Siouxsie & the Banshees, 1983)

He aquí la ceremonia malsana de Siouxsie & the Banshees. Pocos que no lo vivieran in situ tendrán al grupo como una máquina de directo perfectamente engrasada. Lo cierto, aquí se demuestra con creces, es que sí, los londinenses tenían un directo espectacular. El magnetismo animal de Siouxsie con el acompañamiento certero y punzante de sus tres escuderos desgranaba una liturgia donde la oscuridad, las velas y el nudo en la garganta hacían aflorar los sentimientos más enterrados y más verdaderos de una legión de acólitos ansiosos por vibrar. (...)

6 Under a Blood Red Sky (U2, 1983)

Impecable directo. Torrencial. Una auténtica celebración de lo que eran capaces U2 en sus primeros años. Un gran sonido desnudo para unas canciones que eran himnos antes de nacer. Ese es uno de los motivos del magnetismo de este directo. El grupo transmite una euforia absolutamente contagiosa. Una energía que aumenta su impacto con su escasa duración. Este poco más de media hora consigue colocarse entre lo mejor que publicara el grupo en sus primeros años. (...)

5 The Concert in Central Park (Simon & Garfunkel, 1982)

Simon & Garfunkel habían separado sus caminos doce años atrás y no habían quedado muy bien entre ellos. Las peticiones de reunión por parte de una audiencia ávida siempre habían sido respondidas con una negativa. Hasta este momento, la noche del 19 de septiembre de 1981, cuando decidieron juntarse por una buena causa. El motivo, recaudar fondos para el mantenimiento y la renovación de un decrépito Central Park, auténtico pulmón y símbolo de la Gran Manzana, que moría por el abandono y la falta de fondos para su protección. (...)

4 The Name of This Band Is Talking Heads (Talking Heads, 1982)

Prodigioso documento con el que justificar la fama legendaria de Talking Heads en directo. Un par de años después publicarían ese glorioso Stop Making Sense (1984) para dejar constancia de su poder en imágenes, pero en lo que respecta a los primeros Heads, este es el disco definitivo para aproximarse a ellos. Lo digo sin dudar un instante. El sonido, la precisión de su interpretación y el ardor que transmiten lo hacen el recopilatorio definitivo para hacerse una idea de lo que era el grupo entre 1977 y 1981, sin lugar a dudas, la etapa dorada del combo neoyorquino. (...)

3 En concert à Paris Vol. 1 (Nusrat Fateh Ali Khan, 1987)

Me invade el pánico al tener que escribir sobre esta obra. Me someto a los 29 minutos de "Hamd" y lo hago en todos los sentidos del término. Quiero decir que no solo los sufro como el que se deja infligir algún daño, sino que caigo exhausto y rendido a los pies del maestro balbuceando ¡gracias!. "La voz del Altísimo" ha hablado, se ha proyectado, ha temblado y ha implorado en una lengua que me suena arcana y que cura el alma. Porque aquí no se entiende de integrismos ni de odios. Porque da igual que se cante a Alá o a Yahvé o a los Cuatro Elementos. Es una plegaria que limpia el aire y sana por dentro. Un sueño del que no quiero despertar. (...)

2 No Sleep 'Til Hammersmith (Motörhead, 1981)

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1 Live at the Harlem Square Club, 1963 (Sam Cooke, 1985)

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90s

10 Weld (Neil Young & Crazy Horse, 1991)

Todo el ruido y todo el ardor de Ragged Glory (1990) enlatados para la posteridad. Neil Young cabalga el relámpago a lomos de sus Crazy Horse para dar la lección definitiva sobre cómo encabritar la melodía y suavizar el estruendo sin moverse ni un centímetro de sus convicciones y con todo el poder de una nota concentrado en sus dedos todopoderosos.

9 Live Evil (Dead Moon, 1991)

Hay algo por lo que este disco es el epítome de lo que fueron Dead Moon. Un grupo tan puro, tan liberado de artificios, encuentra en el directo su grial y su razón de ser. Y así queda refrendado en esta hora y media de pura barbarie en la que podemos disfrutar del grupo en todo su maléfico esplendor. No se me ocurre nada más punk que esta grabación en crudo, la mejor representación de toda la gloria y la mugre del trío de Oregón. (...)

8 BBC Sessions (Jimi Hendrix, 1998)

Las malas lenguas de los más quisquillosos del lugar dicen que Jimi Hendrix ganaba tanta potencia en directo como perdía en precisión. Por eso, afirman, no hay discos realmente buenos del guitarrista en vivo.

Esto, que se podría cuestionar con un par de títulos irrebatibles, queda volatilizado sin mayores problemas con esta colección, que es pura ambrosía. (...)

7 Live at Sin-é (Jeff Buckley, 1993)

En estas cuatro canciones podemos ver hacerse carne al Jeff Buckley pre-Grace. Un animal escénico, un auténtico ángel de las tablas, un artista total, que solo con su telecaster y su garganta espolvoreada por las hadas era capaz de parar el tiempo. Puede que no seas de creer en leyendas, pero aquí no hace ninguna falta tener fe. Solo con cerrar los ojos y dejarse acunar y estremecer, comprobarás que a veces sí que es verdad eso de que la voz humana es el instrumento más expresivo que existe. (...)

6 Live Seeds (Nick Cave & the Bad Seeds, 1993)

Directo flamígero sacado de las entrañas de la gira de presentación de Henry's Dream (1992) por Europa y Australia. Una demostración de poder y la prueba definitiva de la magnificencia de unos Bad Seeds en estado de gracia. En cuanto a Nick, poco se puede añadir que no sepamos. Su carisma y su explosividad interpretativa se muestran aquí en todo su esplendor. Imagínense de lo que estamos hablando si pueden.

5 Swans Are Dead (Swans, 1998)

Cima, fin del trayecto, culminación de los superpoderes que la banda había ido amasando durante más de una década, este directo documenta de manera fidedigna y salvajemente cruel a los Swans al borde del colapso que llevó a su separación. Volverían más de una década después, más sabios, más minimalistas y no sé si más brutales, pero con este directo colocan las cargas que acabarían por volar por los aires una forma única de hacer música, amasándola con amor y sin miedo a embadurnarse del fango y las vísceras de la verdad más descarnada. (...)

4 Live 1981-82 (The Birthday Party, 1999)

Discarral de esos densos, extenuantes y subyugantes. Una bestia que con sus mil brazos y sus tropecientas lenguas viperinas nos ofrece el resumen más crudo, verdadero, embriagador y brutal de un grupo a reivindicar. Unos The Birthday Party, que contrariamente a lo que se pueda pensar, dieron más a Nick Cave que él a ellos. Muchos los colocan como un entretenimiento pasajero cuyo mayor valor estuvo en servir de aprendizaje al predicador para sus futuras diatribas. Un error de bulto fruto del apresuramiento y el análisis burdo y facilón. (...)

3 Unplugged in NY (Nirvana, 1994)

El primer disco editado tras la muerte de Kurt Cobain es el documento definitivo que muestra de una forma íntima no solo la música del trío, sino la ambivalente, contradictoria y auténtica relación del cantante con la industria representada aquí por la todopoderosa cadena musical norteamericana.

Todo el que haya escuchado y aún más el que haya visto el concierto se encuentra a un Cobain relajado, en sintonía con un público ávido de sus escasos comentarios, los cuales él reduce a introducciones para algunas canciones con apenas trazos de ironía y de una manera sencilla, sin aspavientos. (...)

2 Live in Japan (John Coltrane, 1991)

John Coltrane realizó un tour por Japón en julio de 1966, el cual quedó registrado para la radio local a partir de las actuaciones que dio en un par de locales de Tokio junto a Rashied Ali (batería), Pharoah Sanders (saxos, clarinete y percusión), Alice Coltrane (piano) y Jimmy Garrison (bajo), su quinteto en ese momento. Estas actuaciones se publicaron tras su muerte en varios discos en 1973 y 1977. Un material ingente que vio su forma "definitiva" al ser recopilado en este box-set de 1991, el cual suma más de cuatro horas de música en cuatro CDs. (...)

1 The Bootleg Series Vol. 4: Live 1966 - The "Royal Albert Hall" Concert (Bob Dylan, 1998)

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2000s

10 Theatre Royal Drury Lane 8th September 1974 (Robert Wyatt, 2005)

Robert Wyatt llevaba apenas un par de discos en solitario cuando dio este recital, un momento clave en su carrera. Con el caldero de Rock Bottom (1974) se las apañó para avivar los rescoldos de ese sonido Canterbury, algo diluido ya en su mezcla de jazz, pop y rhythm & blues, la cual parecía llenarle mucho más, pero más que patente en sus ansias experimentales e improvisatorias. Un titán probando sus propios límites en público.

9 A Love Supreme: 1965 Antibes Jazz Festival (John Coltrane, 2002)

Recogida en un CD extra en la edición de 2002 de A Love Supreme, nos encontramos la versión autorizada de la única interpretación en directo de ese álbum por parte del mítico cuarteto de Coltrane de la que se tiene constancia.

Esta se llevó a cabo en Antibes, Francia, en julio de 1965 en el festival internacional de jazz del título y como pueden imaginarse es un objeto de deseo más que apetecible para cualquier fan del saxofonista. (...)

8 Arabesque (Jane Birkin, 2002)

Creo que aquí más que tratar de adivinar si Gainsbourg hubiera aprobado esto, que creo que sí, deberíamos sopesar si esa decisión, como los últimos coletazos de su carrera, merecen nuestra atención incondicional. No olvidemos los bandazos que dio el genio parisino de finales de los 70 en adelante.

A poco que conozcamos la música y la trayectoria artística del cantautor, creo que estaremos de acuerdo en que esta mezcla entre sus partituras y los melismas del Medio Oriente sería, si no un paso más que lógico, sí una tentación demasiado fuerte como para que dijera que no.

Eso Jane Birkin lo sabe, está claro. Mejor que nadie. (...)

7 The Bootleg Series Vol. 6: Live 1964 - Concert at Philharmonic Hall (Bob Dylan, 2004)

Nunca se había visto ni se verá a un Dylan tan relajado y apasionado a la vez, en perfecta comunión con un público extasiado. El colofón a su época acústica. La canción protesta hacía tiempo que le pesaba como un fardo. Y en este poderoso directo se empiezan a vislumbrar sus pasos futuros. En los interludios bromea con el público, se ríe, se gusta... Las versiones son pulidos calcos del original (qué lejos se ve eso ahora...). Todo sonaba a despedida de los que se quedarían en el camino incapaces de seguirle en su aventura ácida. (...)

6 La serpenta canta (Diamanda Galás, 2003)

Una Galás torrencial se saca de la manga dos discos dobles de enfoque diferente en 2003. Uno fue esta grabación en directo donde la cantante rinde pleitesía al blues, al jazz y a las músicas de raíz de sus EE.UU:. Para ello confronta su voz, ese alarido glacial con los sonidos más negros y el resultado, efectivamente, hiela la sangre. Algunos sospechábamos que la grecoamericana se llevaba más que bien con estas músicas, pero esto no sólo lo confirma, sino que reduce a cenizas cualquier duda y nos la muestra como una de las mejores blueswomen que hayamos escuchado. (...)

5 Live (Rachid Taha, 2001)

Taha en su estado natural. Una grabación que constata el poder de este James Brown del desierto, de este Joe Strummer del Magreb. Un directo que se instala en lo más alto de su discografía para convertirse en la mejor opción para aproximarse al arte del franco-argelino. (...)

4 The Bootleg Series Vol. 5: The Rolling Thunder Revue (Bob Dylan, 2002)

Nunca tuvo más sentido la expresión "on fire" que aplicada a este Dylan. Su vida emocional no pasaba por el mejor momento, y no es de extrañar que se autoinmolara cada noche con unas interpretaciones tórridas y desbocadas. Muchas de las canciones no son fácilmente reconocibles (eso es lo que nos esperaría en el futuro). Y lo mejor de este disco es que recoge ese momentum histórico como ninguno (no, "hard rain" no lo consiguió), con sus imperfecciones, su excesivo histrionismo, pero con una energía y vitalidad inigualadas. Y detrás del de Minnesotta, "El Trueno Rodante" atronando y avasallando. Arrollador. (...)

3 MTV Unplugged (Jay-Z, 2001)

Jay-Z se alía con The Roots y da un baño de oligoelementos a su rap. En una jugada más que arriesgada para una música que siempre ha triunfado gracias a base de pulirla hasta lo indecible en el estudio, el neoyorquino triunfa en una nueva demostración de su grandeza. Y de paso se monta un fiestón de aúpa con el que se da un baño de multitudes en toda regla. (...)

2 I Might Be Wrong: Live Recordings (Radiohead, 2001)

Radiohead estaban en pleno proceso de reinvención electrónica en el cambio de siglo. Por eso antes de entrar en detalles habría que dejar muy claro qué nos vamos a encontrar en este directo que glosa la gira que siguió a esas dos detonaciones que fueron Kid A (2000) y Amnesiac (2001). (...)

1 Live in Sevilla 2000 (Masada, 2000)

Aquí nos encontramos a Masada impartiendo justicia. Dejando claro que lo suyo es de una categoría de la que no es posible dudar. En este conciertazo despliegan sus poderes como las alas interminables de un albatros. Un ave negra y gigantesca que me sirve para describir el poder acongojante de unos músicos que hacen lo que les da la real gana con sus instrumentos. Un cuarteto formado por batería, bajo, trompeta y saxo en el que lo de menos es de dónde se parte. Lo que importa es a dónde se pretende llegar. (...)

 

DE AQUÍ


10 Hipokrisiari Stop! (Bilbo 93-X-30) (Negu Gorriak, 1994)

Gran directo de los guipuzcoanos que demuestra varias cosas. Para empezar, que la descarga en vivo de la banda es una cosa muy seria, de las más serias que han pisoteado esta piel de toro. Y para seguir, que son dueños de un repertorio colosal.

Basando el grueso del concierto en el entonces reciente y poderosísimo Borreroak baditu milaka aurpegi (1993), los de Fermin Muguruza acometen una embestida brutal sin espacio para la medianía ni la politización barata. (...)

 

9 Último concierto (091, 1996)

Los granadinos se despiden de los escenarios con este directo que es una auténtica celebración de su existencia como una de las bandas clave del rock español. Su influencia nunca podrá ser justamente valorada. Aquí juegan en casa, en su Granada, y de lo que se trata es simplemente de disfrutar de uno de esos grupos capaces de generar una comunión única con sus fieles. Todo eso está impreso en el disco.

 


8 The Rockdelux Experience 23.11.2004 (The Rockdelux Experience/VV.AA., 2005)

(...) Editado con motivo del 20 aniversario de la revista, grabado en la Riviera de Madrid y seleccionando temas de los 100 mejores álbumes españoles del siglo XX según la revista, todo suena mucho mejor, con más empaque y con más sentido. Sería que los músicos estaban más rodados, o que las partituras les quedaban más cercanas, o que contaban con la intervención estelar de los propios creadores de los temas a las voces... Lo que sea, pero es más que evidente que el resultado aquí es mucho más vibrante, tridimensional y rotundo. Esa introducción con "La Tarara" de Camarón en clave de jazz, ese Josele Santiago resucitando "Desde el jergón", Jorge Ilegal elevando la tensión al máximo en "La casa del misterio", Pau Riba celebrando su misa pagana con "Ja s'ha mort la besàvia", Kiko Veneno dando cuenta de "Los delincuentes" y "Joselito", la primera con Raimundo Amador, o ese cierre en las nubes que propició un Loquillo on fire para entregar una de las mejores versiones de "Cadillac solitario" que se le recuerdan. (...)
 

7 Ante todo mucha calma (Siniestro Total, 1992)

Este directo es una vorágine de rock & roll despachada con energía a chorro a lo Ramones, a lo Sex Pistols y a lo Dr. Feelgood. Todo a la vez. Un compendio sin refinar del mejor punk a la gallega que los de Vigo hacían por esos años, los más dorados en cuanto a popularidad. Es por esto que el disco cayó como una bomba y captó a miles de nuevos fieles para la religión de Siniestro Total. (...)

 


6 El directo (Pata Negra, 1989)

Que los hermanos Amador eran capaces de crear una sinergia única con sus guitarras es algo que ha pasado de padres a hijos desde la creación de Pata Negra. Si alguien no se lo cree, no tiene más que ponerse este directo, la culminación de lo que habían hecho en el estudio. Rock gitano lo llamaban. Y aquí está la prueba de vida de un bautismo que podía haber sido más atinado.



5 Obras escocidas (1985-2000). En directo (Los Enemigos, 2001)

A un segundo de su separación, los Enemigos deciden darse un baño de multitudes para celebrar sus quince años de existencia discográfica. Para ello arman una obra ambiciosa que engalanan con unas cuantas colaboraciones de lujo.

En las casi dos horas y media que dura este fiestorro hay espacio para todo, algo que podría colocar a este disco tanto como la guinda de toda una carrera como la introducción perfecta al universo enemigo. (...)

 

4 Flamenco vivo (Camarón, 1987)

Grabado en 1978, ya con Tomatito, este directo nos retrata al Camarón que iba a dar el gran salto pocos meses después con esa revolución definitiva, La leyenda del tiempo (1979). ¿Y cuánto de esa transgresión podemos vislumbrar ya aquí? Absolutamente nada. Flamenco vivo es un directo parco y elegante, a guitarra y voz. Un recital por derecho y como mandan los cánones, sin una voz más alta que otra y sin sacar ni un dedo del plato. (...)

 


3 Directo (Ilegales, 1986)

A veces hace falta dejar constancia de las cosas. La fama de Ilegales como banda de directo es legendaria. Más aún en esa época de efervescencia en la que soltaron esos tres frenéticos primeros LPs que aún hoy son el armazón indestructible sobre el que se sostiene todo su canon. Por eso este directo se justifica mejor que el resto. Por eso, por lo pletórico que suena el grupo y por la adición de unos cuantos singles no incluidos en sus álbumes de estudio. Motivos que suman a la hora de pensarnos si estamos delante de uno de los mejores documentos en vivo que se hayan registrado en este país.

Para más inri, para aumentar la leyenda, la grabación se nutre exclusivamente del concierto dado en Mollerusa (Lleida) el 1 de noviembre de 1986. Nada de elegir la grabación idónea de tal o cual canción a partir de una selección de miles de registros de toda una gira. Nada de rediseñar el directo para impresionar al respetable. Nada de retocar ni de corregir. Ilegales en estado puro. Puede que la idea dé miedo si hablamos de cualquier otro artista, pero con estos lo que deja clarísimo es que en el escenario no ha habido quien les tosa en este país. Y casi diría que en ningún otro. (...)

 

2 Golpe tras golpe (Desechables, 1984)

Sólo una batería de cromañón, una guitarra barata y rota y una voz que es puro desenfreno son suficientes para que se posicionen en el reverso negativo. Confesiones aulladas por una vocalista brutal. Sexo explícito, terror y nihilismo. Pura barbarie escénica en este disco en directo en el que se resume lo que eran sus conciertos: inmolaciones en tiempo real en las que se desangraban con influencias evidentes de The Cramps o The Stooges. Carnicería sónica desde el agujero negro del rock antimateria. Sin frenos hacia la NADA.

Así se pueden definir los orígenes de una banda única en nuestro panorama. Se consumieron en una conflagración. De hecho, Miguel, el guitarrista original no vería publicado este estreno. En realidad el disco no iba a ser así. Iba a ser una ortodoxa grabación de estudio, pero la tragedia hizo eso imposible. Miguel moriría en un atraco a una joyería y eso hizo que los Desechables debutaran con un frankenstein hecho de grabaciones de una reciente gira por Francia con la adición de esa aniquiladora "El fin del mundo" que grabaran para Diario Pop. (...) 

 


1 En el Olympia de París (Paco Ibáñez, 1969)

 
 
Hay discos que suenan en tu equipo sin más y hay unos poquitos que te obligan a pegar la oreja porque te cuentan cosas. Cosas importantes como lo hace este directo referencial, una joya imprescindible por lo que cuenta, por cómo lo cuenta y por el momento en que lo cuenta.

Paco Ibáñez, autor militante, intérprete profundo, obligado al exilio desde temprana edad, congrega en el templo parisino de la chanson a un nutrido grupo de incondicionales en diciembre de 1969. El ambiente eléctrico y reivindicativo de esa noche quedaría esculpido para siempre en este disco doble. Se trata de un disco que glosa casi hora y media de la gloria y la parquedad de un intérprete genial. Paco Ibáñez se basta y se sobra con su guitarra y su voz profundísima para cantar a los poetas más incisivos y revolucionarios en todos los sentidos de la palabra. En plena dictadura franquista ataca a la iglesia y a los poderosos sin morderse la lengua a través de las líneas sagradas de Lorca, Alberti, Cernuda, Celaya, Otero, Goytisolo y muchos que me dejo. No se puede decir que Ibáñez haya sido un cantautor tibio ni de los que eluda posicionarse. Sus ideas quedan plasmadas en cada verso y cada requiebro de unas canciones inmortales a las que da forma a base de arpegios o rasgueos inclementes de nailon.

Con los años, un disco como este podría correr el riesgo de apolillarse, de quedarse en mero manual de historia sobre tiempos remotos a desempolvar sólo por estudiosos. Sin embargo no es así. Sigue sonando fresco como el primer día con un Paco exterminador con la voz en plenitud, explorando cada rincón de la melodía, fraseando libre, con unos arreglos sencillos pero cuidados que hacen que no haya ni una pizca de monotonía. Muy al contrario, las dos rodajas se harán cortas cada vez que las coloquemos en el reproductor. Por otra parte, si aún hay alguien que crea que las cosas han cambiado muchísimo, seguro que cinco minutos de En el Olympia de París le recordarán que tal vez no hayamos avanzado tanto como creemos. Por eso estas canciones suenan hoy con la misma urgencia que el primer día. Por eso este disco jamás será enterrado sino que sobrevivirá como una advertencia esencial. Un estertor infinito a través de los tiempos.

1 comentario:

  1. en algunos casos ya he descubierto que llevas toda la razón... tendré que bajar el resto a ver si sigues teniéndola!!!

    p.d. acabo de hacer una cosa que quizás te duela: he dado la misma nota al disco de charles mingus que al de lapido

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