ROCK URBANITA. A un segundo de su separación, los Enemigos deciden darse un baño de multitudes para celebrar sus quince años de existencia discográfica. Para ello arman una obra ambiciosa que engalanan con unas cuantas colaboraciones de lujo.
En las casi dos horas y media que dura este fiestorro hay espacio para todo, algo que podría colocar a este disco tanto como la guinda de toda una carrera como la introducción perfecta al universo enemigo, cosas ambas que acaba siendo, aunque con matices.
En primer lugar, me parece un acierto que, aun enfatizando los temas que todos esperaríamos de su repertorio, también dejen espacio para cosas más ocultas, ya sea un homenaje a Serrat o a Lorca, bandas sonoras escondidas o revisiones de la Piquer sacadas de alguna prueba de sonido. Una decisión que incide en lo caleidoscópico e interdisciplinar del amplio abanico de Josele y los suyos.
Por otra parte no puedo decir que todas las colaboraciones brillen por igual, y la aportación de Ajo (Mil Dolores Pequeños) en "Paquito" me parece especialmente cuestionable. Mucho mejor veo a los Planetas en una expansiva y eléctrica "Sin hueso" o a Jorge Ilegal o Rosendo en las muy suyas "John Wayne" y "Yo, el rey" respectivamente.
Con todo, lo peor del lote llega al final con una coda, que podríamos llamar bises, en la que sacan a relucir su faceta más humorística y liviana. Todo dirigido a un fin de fiesta que por mucho que represente a la perfección el espíritu de la banda, o una de sus muchas caras, no me deja un buen sabor de boca precisamente.
En este tipo de artefactos los artistas tienen que decidirse entre lo enciclopédico o la fotografía del momento. Los Enemigos vieron claro que en ese momento tocaba lo primero, de ahí que no podamos echarles en clara lo mastodóntico de una obra que nació con esa motivación. Una obra capaz de hacernos gozar a tumba abierta por lo menos hasta sus "minutos de la basura". Y entiendan esas comillas como lo que son, por favor.
★★★★☆
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