Amoroso (João Gilberto, 1977)
BOSSA NOVA. Como queriendo insinuar su habilidad extrema para el cunnilingus, João Gilberto nos ofrece esta visión internacional de la bossa nova, un ritmo que no necesitaba de tales acrobacias lingüísticas para reinar en los rincones más remotos del planeta, pero en el que en forma de homenaje, agradecimiento o vaya usted a saber, el bahiano nos endosa un comienzo inesperado cantando en inglés, italiano y castellano.
A esto hay que unirle un tono orquestal de satén en el que se exagera hasta el máximo el empleo de las cuerdas y la orquesta creando un efecto de apabullante belleza y serenidad ante el cual no hay capacidad de reacción posible. Un tono que a mí me lleva al swing más engalanado de gente como Frank Sinatra. Llámenme loco por ello, pero eso, junto a las dos maravillas sobre las que se edifica esta obra maestra, sería lo más destacable o al menos aparente de este octavo trabajo del guitarrista.
Y en cuanto a las dos maravillas que menciono, me refiero a esa "Estate" en la que entona en italiano haciendo bueno el dicho de que la bossa nova se inventó para ser cantada en esa lengua, y a un cierre con "Zingaro" (también conocida como "Retrato em branco e preto") en la que, una vez más, eleva a las estrellas una partitura de su inseparable Antônio Carlos Jobim.
Amoroso es un disco cocido a fuego lento. Un trabajo de canciones largas y voluptuosas hasta el infinito. Puede que, como yo, no entiendas al principio qué necesidad había de alargar "Bésame mucho" hasta los ocho minutazos, pero si insistes, creo que, como a mí, acabará conquistándote. Si a este álbum se le presta el mínimo de atención que requiere, no quedará otra que hacerle un hueco entre nuestros tesoros.
★★★★☆
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