Once temas en la versión original, ampliada en ediciones posteriores, que son once ataques demoledores de rock de alta graduación. Una guitarra volcánica, una batería demoníaca y el bajo y la voz aguardentosa de Lemmy Kilmister. Son los argumentos de siempre: menos es más, lo sencillo es siempre lo más difícil y no insulta el que quiere, sino el que puede.
No me culpen por el tópico. Este disco me subyuga con su poder y se me hace imposible abstraerme de su rugosidad, su crudeza y su verdad hecha carne a golpe de martillo. De una manera que no deja lugar para la duda, aunque esta me surge todo el rato. Y es que no sé si me gusta más cuando me agarra por el cuello o cuando empieza a apretar. Más y más, sin dejarme respirar, hasta el éxtasis de la asfixia.
No es que esta obra esté hecha de violencia, no es simplemente eso. Es que está todo el rato escupiendo sangre y conceptos absolutos. Bilis y axiomas. Porque no se puede ser más de verdad. Por eso te voltea y te hace replanteártelo absolutamente todo. El negro y el abismo. El antes y el después. El ruido y la furia.
Total: 40:41
Lemmy pretendía que este fuera un disco doble, pero solo disponían de material para tres caras de las cuatro que completaban el doble vinilo, por ello se quedó en sencillo.
"Motörhead could do no wrong at this point in time, as they were laying the foundation for the coming thrash movement, in a way, and their winning streak continues here on No Sleep 'Til Hammersmith, one of the best live metal albums of all time" - Jason Birchmeier
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