POP ROCK AMBIENTAL. Detallista, reposado y narcótico, el noveno disco de Radiohead convence y mucho. Quizá sea lo mejor que han publicado desde "Amnesiac" (2001), aunque con los discos de esta gente es difícil saberlo. Cambian mucho la valoración con el paso del tiempo y dependiendo del momento.
Lo sorprendente, o no, es que algunas de las canciones que lo componen son ideas antiguas que no llegaron a grabar. Así entre estos retales encontramos delicias como "Burn the Witch" que viene de la época de "Kid A" (2000), "True Love Waits", que viene de 1995 y va como anillo al dedo por la ruptura de Yorke con su pareja después de más de dos décadas, o "Present Tense" que data de 2008. Otras ya fueron probadas en 2012 a lo largo del tour de "The King of Limbs" (2011). Por todo esto el disco refuerza su valor por presentar un resultado tan brillante a partir de lo que podríamos calificar como desechos. Desechos sublimes que podrían estar en cualquiera de sus mejores álbumes.
"Desechos" como la maravillosa "Burn the Witch" a la que parecen haberle encontrado su mejor forma vestida con esos violines machacones, o esa "Daydreaming" llena de helio y vapores aromáticos, o el ritmo insistente de una "Ful Stop" que nos retrotrae directamente a "Kid A", o las cuerdas cinematográficas sobrecogedoras que elevan a "The Numbers" sobre nuestras cabezas, o esa maravillosa "Present Tense" que parece sacada de las entrañas de "OK Computer" (1997). Muchos motivos para el regocijo. Radiohead siempre convencen y más cuando todos los dan por muertos. Lo han demostrado en bastantes ocasiones ya. Esa es su virtud y ese nuestro gozo. Aunque se queden con frecuencia a las puertas de la excelencia, que también.
★★★☆☆
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