POST-PUNK. El primero de Siouxsie and the Banshees fue un bombazo de rock gótico de los que envenenan. Marcado para siempre como uno de los momentos fundacionales del post-punk, se beneficia de la incorporación de John McKay a la guitarra. Su sonido punzante y violento como de serrucho oxidado catapultó a la banda al "estrellato" del underground más exquisito.
Antes de editar su estreno en largo, los Banshees ya habían disfrutado de cierto éxito merced a sus directos y a ese fabuloso single que fue "Hong Kong Garden". Puede que sea una pena que no incluyeran dicho temazo aquí pero tampoco veo que pegue nada con un repertorio que juguetea con la violencia desmedida siempre al borde del abismo. Los ritmos machacones y solemnes son acelerados o llevados al coma inducido mientras la guitarra berrea acuchillada y rajada en mil partes. Todo esto no es más que la base irrespirable sobre la que Siouxsie Sioux se revuelca con su expresionismo extremo. Poca broma y mucha escuela hay aquí. Carne de religión para una legión de acólitos fieles y fanáticos.
Después llegarían las obras mayores, la sutileza, los coqueteos con el pop y el éxito más o menos masivo. Y aunque siempre mantuvieron sus señas de identidad, siendo justos, afirmaremos que nunca volvieron a sonar tan puros ni tan asesinos. Una verdad como un templo. Un templo abandonado en medio de un paisaje gris y lluvioso. Y con su cementerio al lado, claro.
★★★★☆
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