lunes, 17 de agosto de 2020

Rain, wash my tears away!

 

Temple of the Dog (Temple of the Dog, 1991)

GRUNGE

Firmado por "Temple of the Dog", proyecto efímero y concreto formado por miembros de Soundgarden y Pearl Jam. Tanto que se limitó a este álbum. Tiene sentido, ya que el disco surgió como homenaje para llorar la muerte de Andrew Wood, cantante de Mother Love Bone, una figura muy querida por la escena local de Seattle.

Se trata de un compendio de composiciones de Chris Cornell, en su mayoría, que trataban de canalizar el dolor por la pérdida. Un disco emocional por tanto, de nudo en la garganta, que se regodea de manera impúdica en el dolor. Muy apropiado para el grunge que se destilaba en esos primeros 90 y algo que con la perspectiva del tiempo ha perdido vigencia, también. No es algo que me pudiera engatusar a priori. El aire de jam session que tienen la mayoría de los temas tampoco. Está claro que no es un disco elaborado y de acabado fino, sino más bien un exabrupto, pero lo cierto es que a ellos les sirvió para exorcizar sus penas y lanzar sus carreras.


Lo curioso es que el disco sigue funcionando a pesar de todas sus pegas y la producción de Rick Parashar tiene buena culpa de ello. El responsable detrás de pelotazos grunge como "Ten" (Pearl Jam, 1991) dotó a este disco de una pegada atemporal, un sonido potente pero con atmósfera que resultó ideal para su función de panegírico. Un lamento que lo recorre de arriba abajo y que podría significar una pesada losa para su credibilidad. Una losa que se quita de encima una y otra vez en cuanto lo ponemos a sonar. Sin exageraciones, ni las letras tienen la profundidad que los fanáticos dicen, ni la música es un canto contenido y precioso todo el rato. Es un buen disco o incluso uno muy bueno. De los mejores que han salido de la mente de Chris Cornell. Esa es mi apuesta, no subo más.

½

 

 

Realmente hay un templo erigido en honor al perro, el "Templo del Perro" en Channapatna, India. En él se rinde tributo a una pareja de perros perdidos. Son adorados como dioses y se cree que son espíritus protectores para la ciudad y los viajeros que se acercan en peregrinación. No sé si el nombre del proyecto de Chris Cornell tiene algo que ver con esto, pero ahí queda el dato.

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