sábado, 2 de enero de 2021

Grunge, ¿qué grunge?

El grunge fue un movimiento caracterizado por la heterogeneidad más militante, que surgió del frío del noroeste de los EE.UU.. Seattle fue su cuna y supuso un renacimiento para el rock más potente, ausente de las listas durante demasiado tiempo. He aquí su historia tal y como la vivió un servidor.

PROLEGÓMENOS DEL ESTALLIDO

Lo que más llama la atención es la enorme variedad de influencias que manejaban los grupos adscritos (voluntariamente o no) a este movimiento. Sin duda eso es señal inequívoca de que la etiqueta era más bien artificial y ya se sabe lo que pasa cuando se intenta reunir a las bandas bajo un mismo paraguas basándose básicamente en lo geográfico. 

De todas formas también parece claro que sí que compartían bastantes cosas. La rabia postadolescente, la angustia existencial, el gusto por la distorsión y por una vuelta a lo más básico y primario del rock. Todo eso es un denominador común en unos grupos que lo mismo bebían de los Sonics que de Black Sabbath o Led Zeppelin, de The Who, The Stooges, MC5 o Neil Young.

También habría que añadir el punk en general y el rock alternativo, del que podríamos seleccionar mil bandas, pero nos quedaremos con las más influyentes, que a mi juicio podrían ser Pixies, Sonic Youth o Hüsker Dü.

De estas últimas, algunas son incluso coetáneas de los grandes popes del (sub)género o de bandas de lo que podríamos llamar proto-grunge. Grupos que en muchos casos no llegaron muy lejos por disolverse antes de tiempo o mutar en otras bandas que alcanzaron un éxito más o menos masivo y que son los auténticos hermanos mayores de Pearl Jam, Soundgarden, Alice in Chains o Nirvana. 

Ahí están esos Malfunkshun o Mother Love Bone, los cuales tuvieron en común al vocalista Andrew Wood, mito legendario para la escena, el cual falleció a los 24 años truncando una carrera de gran potencial. En los segundos militaron miembros de lo que sería Pearl Jam. Algunos de ellos también compartieron escenario con Mark Arm (Mudhoney) en otro de los padrinos del grunge como fueron Green River. Y por último, en la vertiente más metálica, no podemos olvidar a los míticos Melvins, los cuales se dedicaron a transitar terrenos más extremos con su sludge metal avanzado, pero que en un principio estaban bastante asociados a la escena aún en ciernes.

Discos recomendados:

  • "Rehab Doll" (Green River, 1988)
  • "Apple" (Mother Love Bone, 1990)
  • "Houdini" (Melvins, 1993)

 

LOS ELEGIDOS

En cuanto a los responsables directos del estallido de rock alternativo que sacudió las listas y los gustos de la humanidad entre finales de los 80 y mediados de los 90, aquí selecciono veinte obras esenciales para entender y disfrutar el género. He intentado, en lo posible, no repetir artistas. Por supuesto que no están todos los que son, pero en mi humilde opinión, (casi) todos estos álbumes se merecen ser revisados y algunos hasta atesorados con amor. Ah, y más que grunge puro y duro, podríamos llamar a esto grunge y aledaños, pero no me resistía a añadir discos que sin ser grunge como tal, sí que creo que podrían encuadrarse en dichas coordenadas, ampliando así el alcance y la dimensión del género. Sí, nos salimos de Seattle para conquistar el mundo.


20 Purple (Stone Temple Pilots, 1994)

Injustamente catalogados como imitadores de bandas como Pearl Jam (o no), principalmente por el estilo vocal del gran Scott Weiland. Lo cierto es que se hicieron su hueco y amasaron una legión de seguidores fanáticos gracias, sobre todo, a sus dos primeros álbumes. Elijo el segundo porque para mí es el más grunge de todos, aunque no es mi favorito. Ese puesto lo tendría el más variopinto "Tiny Music... Songs from the Vatican Gift Shop" (1996). Aun así, siempre me ha parecido que les ha faltado un poco para redondear ese discazo que los hiciera realmente grandes. (leer más...)

 

19
Vitalogy (Pearl Jam, 1994)Punto y aparte para Pearl Jam, este disco supuso un avance en cuanto a la complejidad, no solo musical, sino conceptual, por parte de un grupo y un género a menudo tachados de simplones y demasiado tendentes al harakiri emocional. A día de hoy considero que todo eso es tan cierto como que obras como esta no nos sobran. Un disco alrededor de la "ciencia de vivir", algo naif, pero cargado de melodías poderosas y de rock turgente y coleante que llega a arrimarse al punk y a lo experimental en un par de momentos.(leer más...)


18 House Tornado (Throwing Muses, 1988)

Las musas arrojadizas son más conocidas por ese pelotazo que fue "Bright Yellow Gun", la canción más grunge que nunca hicieran, la cual no está aquí, en su mejor disco. Una banda liderada por Kristin Hersh y Tanya Donelly para dar forma a la desazón mental, sobre todo, de la primera. Así les salen estas canciones que son un puro vórtice emocional y melódico, siempre al margen de lo obvio y de lo esperado. Poco grunge como tal, señores, o mucho si nos fijamos en la libertad del artefacto. En cualquier caso, fundamental para poder pintar el cuadro al completo.

 

17 Dirt (Alice in Chains, 1992)

Entre el grunge y el metal, AiC fabrican su obra maestra con arena hirviente y despojos cargados de esa desolación emocional que ha hecho del grupo uno de los más intensos e hirientes de la escena. Dentro de los patrones inamovibles del combo y a pesar de la magnífica factura del más acústico "Jar of Flies" (1994), este sería su trabajo más redondo y más sólido. Un auténtico puñetazo de riffs casi thrash y pasión vocal hasta el paroxismo. Motivos más que suficientes para enganchar a cualquiera con el alma revuelta. (leer más...)

 

16 Badmotorfinger (Soundgarden, 1991)

El triunfo del soul de alambre y clavos oxidados que Chris Cornell y los suyos han hecho una forma de arte a través de la agresión. Este disco quizás no pueda competir con esa biblia coetánea llamada "Nevermind" (1991), pero no se puede negar su enorme profundidad ni su coherencia a la hora de mezclar punk y metal en una aleación imposible, que la garganta profunda de su líder consigue elevar a la categoría de arte confesional mayor. Una parada obligada para apreciar el arte de desangrarse hasta la última gota. (leer más...)

 

15 Ten (Pearl Jam, 1991)

Justo detrás del "Nevermind" de Nirvana, la otra biblia del movimiento. Aprovechando el rebufo de dicho álbum y también por méritos propios, esta colección de riffs setenteros, solos hendrixianos y angustia post-adolescente en primerísimo plano es uno de los discos que más pupita pueden hacer a cualquier púber atormentado. Pasan los años y sigue manteniendo un encanto embriagador que se sobrepone a cualquier pero que podamos endosarle. (leer más...)

 

14 Siamese Dream (The Smashing Pumpkins, 1993)

Los Smashing no fueron lo que podríamos llamar una banda grunge, aunque su estilo, su gusto por la distorsión y la textura vocal de Billy Corgan siempre los han arrimado a Seattle desde esa Chicago tan alejada físicamente. Siempre han tenido una tendencia clara por el gigantismo y nunca han negado su amor por dinosaurios a los que Kurt Cobain y otros por aquí han declarado su alergia. Si con "Mellon Collie and the Infinite Sadness" (1995) buscaban crear su propio "The Wall" (Pink Floyd, 1979), es aquí donde yo encuentro su obra maestra. Un torbellino de distorsión anegante y pasión afilada por las cuerdas y la calma-tormenta que dominaron a su manera como nadie y como nunca en un disco más discreto en duración y pretensiones. Y mucho más efectivo, creo yo. (leer más..) 

 

13 Temple of the Dog (Temple of the Dog, 1991)

Un disco especial el que se empeñó en grabar Chris Cornell con compañeros de Soundgarden y miembros de Pearl Jam. Es emocionante desde su concepto, al surgir con la idea de servir de panegírico por la muerte de Andrew Wood, líder de Malfunkshun y Mother Love Bone, fallecido trágicamente a los 24 años. Un disco que consigue sacar cabeza por encima de lo plañidero del tema y se convierte en una obra elegíaca de extraordinario poder por la pasión y la honestidad que supura. Y eso que la idea daba cosica... (leer más...)

 

12 Pussy Whipped (Bikini Kill, 1993)

Bikini Kill fueron las reinas de eso que llamaron Riot Grrrl, un movimiento artístico de marcado carácter feminista dispuesto a volar por los aires el concepto de rock que los machorros blanquitos daban por más que asentado. Una corriente tocada por el grunge siquiera tangencialmente que tiene en este disco una de sus piezas clave. Rock ardiente y devastador dirigido con mano de hierro por la inconmensuable Katheen Hanna.


11 Sweet Oblivion (Screaming Trees, 1992)

No lo parece, pero este es nada menos que el sexto disco de los de Mark Lanegan. Pioneros del rock alternativo de Seattle, encontraron en la tensión eléctrica siempre al borde y en el blues que se filtraba en la gravedad extrema de la voz de su líder, Mark Lanegan, los motivos de deleite y gozo para un grupo que con este disco marcaba un antes y un después. Muy breve, ya que después del mismo siguió una sequía de cuatro años, pero al menos tuvieron su momento espoleados por su aparición en la banda sonora de la generacional, "Singles" (Cameron Crowe, 1992). (leer más...)

 

10 Dust (Screaming Trees, 1996)

Más blues, más raíz, más matices para un disco que llegó tarde y del que pocos se enteraron, pero que refulge en el canon de los Trees como su esfuerzo más brillante dentro de la negrura opaca que emana de su corazón de tinieblas. Puede que le falte la flama desatada del anterior, pero "Dust" gana por perro viejo y por saber dar donde más duele. (leer más...)

 

9 Near Life Experience (Come, 1996)

Thalia Zedek y Chris Brokaw comandan a sus huestes desde Boston, hogar también de los Pixies. A diferencia de estos, sin embargo, poco humor encontraremos en unas composiciones duras como el hueso, pulsantes y llenas de llamaradas emocionales al límite. Sí, lo de Come nunca fue ninguna fiesta. Tal vez por eso, aunque no peguen en un principio en esta antología, me permito el lujo de alinearlos con la caterva del estado de Washington. (leer más...)


8 Whiskey for the Holy Ghost (Mark Lanegan, 1994)

Delirios alcohólicos, callejones sin salida. El Tom Waits del grunge vuela en solitario con un disco plagado de demonios que supera cualquier cosa que hubiera hecho con Screaming Trees. Un monumento que estuvo a punto de perderse por el desquicie mental en el que vivía el vocalista. Por suerte la empresa acabó llegando a buen puerto. O al menos al mejor puerto posible. Arco de triunfo en honor al Santo Bebedor. (leer más...)

 

7 Live Through This (Hole, 1994)

"El disco es tan bueno porque lo escribió Kurt Cobain". Esa es la máxima que el populacho repite sin cesar. "Si lo hubiera escrito Kurt, sería mil veces mejor", responde airada una Courtney Love que, polémicas aparte, defiende este material con una flama interpretativa inalcanzable. Ácido y corrosión supurando en cada una de estas letanías al amor perdido. Un disco árido y con unos cojones que pocos esperaban de la que se erigió en reina del grunge, pero por méritos propios, cuidado. 


6 The Woods (Sleater-Kinney, 2005)

Banda formada en Olympia, en el estado de Washington, como Bikini Kill, que también se podría encuadrar dentro del movimiento Riot Grrrl, aunque este trío de dos guitarras y batería siempre se ha caracterizado por una apertura de miras demasiado amplia como para limitarse a movimiento alguno. Este disco supondría su despedida (temporal) y fue todo un acontecimiento por el amplísimo espectro que manejaron estas chicas, del noise a Led Zeppelin. Una reinvención que las consagró como una de las bandas más imprescindibles del rock de cambio de siglo. (leer más...)


5 Superfuzz Bigmuff (Mudhoney, 1988) 

EP mítico que supuso toda una revolución en las emisoras universitarias, tan importantes para la expansión del rock alternativo en ls EE.UU.. Rabia desbocada en seis salivazos que podrían haber sido escupidos por el mismo Iggy Pop. Eso es lo que vais a encontrar aquí, electricidad a chorro, mala leche y rock en estado puro como hacía tiempo que no se había escuchado. A mayor gloria de sus adorados The Stooges. Lástima que no incluyeran aquí su single "Touch Me, I'm Sick", auténtico himno fundacional del punk del noroeste. (leer más...)


4 Gentlemen (The Afghan Whigs, 1993) 

Los Afghan Whigs siempre han sido un verso suelto a la hora de tratarlos como material grunge así a secas. Primero, vienen de Cincinnati, Ohio. Y segundo, las referencias que manejan se alejan de las típicas que vienen a la mente cuando hablamos de rock alternativo. Así, a su rock de guitarras en disputa perpetua le añaden unas buenas dosis de soul y sonidos negroides con Marvin Gaye o Stevie Wonder en su santoral personal. Esos detalles están ya aquí, algo diluidos en la mezcla, pero bien presentes en un disco que es un clásico del desamor y la distancia interpersonal. Un álbum profundo en el que Greg Dulli da toda una lección de expresionismo emocional al rojo vivo. (leer más...)

 

3 In Utero (Nirvana, 1993) 

Para mí, el auténtico testamento, la despedida grabada en la lápida de toda una generación. Nirvana se ponen en manos de Steve Abini para grabar su obra más espesa, cruda, negra y corrosiva. Un disco que suena como un mazazo y corta como mil navajas al rojo. La demostración de que el abismo sobre el que se balanceaba Cobain era de lo más real y un callejón sin salida que bien escuchado nos suena a premonición sobre la tragedia que se avecinaba. Un discarral sin paliativos. (leer más...)

 

2 Rid of Me (PJ Harvey, 1993) 

Polly Jean siempre ha manejado conceptos más sutiles y más amplios que los del grunge, aunque la influencia de Nirvana es innegable en su música. Se mezcla con su querencia por el blues, los tempos rebuscados más allá del 4x4 y su amor por gente como Howlin' Wolf o Captain Beefheart. Todo muy negro y muy expresionista, incluyendo el alarido raquídeo con el que suelta sus historias de reafirmación y dolor. Aquí está su obra maestra. De nuevo el genial Albini a los mandos para grabar un disco seco y poderoso como pocos. Una auténtica genialidad que si no es grunge, debería serlo. Grito primario esencial para entender la historia del rock alternativo. (leer más...)

   

 

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1 Nevermind (Nirvana, 1991)


Ahora es más difícil comprenderlo, pero para el que haya estado ahí en el momento de su edición, este disco representa un big bang de dimensiones bíblicas. Una detonación equiparable a la aparición de los Beatles, al surgimiento de Elvis, a la publicación del "Nevermind the Bollocks" de los Sex Pistols... Una revolución en toda regla que lo puso todo patas arriba.

Es difícil exagerar el impacto de esta obra en toda una generación. Cómo cambió las reglas de la industria, cómo volvió a poner al rock en primera plana y cómo afectó a millones de jóvenes ávidos de ver su voz amplificada hasta este grito infinito que fue "Nevermind". 

Por todo ello, por sus melodías entre lo accesible y lo punzante, por su dominio de la calma-tormenta, por sus letras angustiosas y poéticas hasta la médula, por la voz auténtica e inimitable de Kurt... Por tantas cosas, este clásico pervivirá por los siglos de los siglos. Por encima de modas y por encima de géneros. Al grupo nunca acabó de gustarles eso del grunge. Irónico ¿no? Bueno, no tanto. Ellos aspiraban a cosas más gigantescas. (leer más...)

 

POST SCRIPTUM

Y después de la conflagración quedan las brasas, las cenizas... Poco que contar o que alabar. Y en este caso, esa máxima es más verdad que otras veces, porque realmente la influencia del grunge en los años posteriores a su florecimiento y caída en desgracia no es realmente jugosa, por mucho que siempre haya habido algún que otro grupo interesante obsesionado con estos sonidos.

Así, destacaremos, porque es obligatorio hacerlo, el éxito logrado por gente como los Foo Fighters de Dave Grohl (Nirvana), aunque no tengo claro si con él ganamos un compositor, guitarrista y cantante o simplemente perdimos a un gran batería. 

También el angst adolescente y algo vacuo de Alanis Morissette, la confesionalidad autoril, esta vez más que válida, de gente como Ani DiFranco, Scout Niblett o la gigantesca Cat Power. El rock acústico entre la autenticidad y el ejercicio de estilo de Days of the New. Lo mismo trasvasado a la energía juvenil de Silverchair. De estos dos, al menos los primeros sabían lo que era el sufrimiento de primera mano.

Por otra parte, cosas más bien tangenciales, pero que no pueden negar una cierta influencia como el rock electrónico de Garbage o el nu metal industrial de White Zombie. El death country de Elliott Brood y todo el stoner de Kyuss a Fu Manchu, pasando por los más accesibles y exitosos Queens of the Stone Age.

Este último grupo de heterodoxos podrán discutirse, pero no se les podrá negar que buscaron su camino. No se puede decir lo mismo de proyectos más plastificados que trataron de sacar rédito de la etiqueta como Candlebox, Godsmack, Nickelback o Bush. De todos ellos, quizás me quede con los últimos, los cuales han demostrado a lo largo de su carrera tener algo más de consistencia, pero en cualquier caso son el ejemplo perfecto de lo volátil y forzado de un género que trató de englobar a gente que no pegaba ni con cola bajo un paraguas que nunca satisfizo a casi nadie. 

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