ROCK & ROLL. Un negro mariquita tocando la música del diablo. Muy bonito no debía verse esto en la puritana Norteamérica de los 50. No resulta extraño que llegara Elvis y pasara lo que pasó. Aun así, el tiempo ha pasado y ha puesto las cosas en su sitio. A Elvis no hay quien lo mueva de su pedestal, merecidamente a pesar de todo, pero a mi negro afeminado hay que hacerle otro monumento. Uno que pueda cantar sus alabanzas como merece, si es que eso es posible. Por su carrera, por su vozarrón y por este disco increíble.
Esto fue su debut en LP y en menos de media hora ya sentó las bases de un género que, aunque no inventó, sí que le cambió los pañales. La música negra se torna en un animal vibrante de saxos tórridos y un piano ardiente pensado para ser tocado de pie. Puro punk avant la lettre que era capaz de poner patas arriba cualquier auditorio y hacer enloquecer a una juventud ávida de referentes que sacudieran los convencionalismos. Little Richard no era precisamente la referencia que la timorata Norteamérica blanca quería para sus hijos, por eso el artista era visto como el mismo demonio y no contó con ninguna facilidad en su carrera. Si se acabó imponiendo fue por vehemencia y por su demoledora calidad artística.
Así, Here's Little Richard no es que sea un mito del rock & roll, ES el rock & roll. Así de simple y así de duro. Tanto como la demencia que Ricardito escupe ante el micro, esa mezcla de locura y seguridad en unas dotes sobrehumanas. Nadie ha cantado jamás como él, eso lo sabe bien hasta Lemmy, adorador confeso del predicador. Y muy pocos, si los hay, han podido igualar la erupción volcánica que sacude tus altavoces tantos años después, con tanto bagaje a nuestras espaldas. Parece imposible que un disco de ¡¡¡1957!!! pueda sonar así, pueda dejarte clavado al asiento intimidado por un sonido tan bárbaro, para inmediatamente impulsarte a saltar y bailar sin poderte resistir a un poder que ha cruzado los decenios y cruzará eones de tiempo para erigirse siempre en una de las mejores cosas de esta vida. Punto.
Lo dijo bien claro. En su familia no gustaba el rhythm & blues. Eran más de Bing Crosby y Ella Fitzgerald. Esa fue su formación musical, aunque siempre supo que había algo más fuerte, que lo llenara más. "No sabía dónde encontrarlo hasta que me dí cuenta de que estaba en mí".
"I call my music the healing music… It makes the blind feel that they can see, the lame feel that they can walk, the deaf and dumb that they can hear and talk." (Little Richard)
No hay comentarios:
Publicar un comentario