TRIP HOP. Con su debut los de Bristol sorprendieron al mundo entero con una sabiduría musical impactante conjugada con su maravillosa intuición mezcladora. De sus mentes sacaron este batiburrillo tremebundo entre lo tecnológico, lo callejero y lo sedoso. Usaron samplers e incunables de pelaje diverso y profundo color negro para llegar a esta obra definitiva de eso que los 90 elevarían a la categoría de arte: el pastiche.
Este disco es importantísimo. No en vano fue el primero bajo la etiqueta del trip hop, un calificativo de gusto dudoso del que todos quieren escapar, aunque lo cierto es que es la mar de descriptivo y atinado. Esta ocurrencia aparecería unos años después de su publicación, pero todo el mundo coincide en situar a Blue Lines como el pistoletazo de salida del subgénero. Su mezcla de electrónica, dub, hip hop, reggae y soul así lo atestigua.
Este contenedor de samplers de primera destaca por su sonido profundo y claro, pero no exento de una oscuridad casi masticable. Esa producción es lo primero que noquea al oyente. Después, cuando entramos en detalles, nos resultará casi imposible no rendirnos a gozadas como "Safe from Harm", "One Love", "Be Thankful for What You've Got" o la grandiosa "Unfinished Sympathy", una de las mejores canciones de la década, como mínimo.
Así, es obvio decir que el cancionero es tremendo se mire por donde se mire. Los culpables directos, aparte de la finura a las voces y los teclados del trío, son los invitados de superlujo con los que cuentan. Tricky, Horace Andy o Shara Nelson hacen algo más que prestar sus voces, se mimetizan con los sonidos turbios o acariciantes, con los bajos gordos y los ritmos sinuosos o truncados. En suma, aportan una personalidad muy bestia a una obra que ya de por sí cuenta con mimbres de clásico. Lo digo las veces que hagan falta: "enorme".
★★★★☆
Xxx
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