BLUES. Su visión del blues. Este es un disco triste hasta el escalofrío. La pérdida de Danny Whitten, guitarrista original de Crazy Horse marcó esta época del canadiense con obras taciturnas y de una profundidad abisal, obras de grandísimo nivel como Harvest (1972) o Tonight's the Night (1975). Aún así, me quedo con este que fue grabado con posterioridad al último mencionado, aunque se publicara antes que él.
Curiosidades al margen, On the Beach no fue recibido con los brazos abiertos. "Uno de los discos más desesperanzados de la década" (Rolling Stone dixit) fue todo un impacto para los aficionados por estar en las antípodas de ese exitoso y precioso Harvest, que elevó al cantautor a los altares. Aquí Young se decantó por las mezclas más crudas y se negó a pulirlas lo más mínimo para desesperación de los ingenieros de sonido que trabajaron en la obra.
Ese sonido tenía una función y Young lo buscó a propósito: quería acentuar el pesimismo de unas letras agónicas que noqueaban a un oyente incapaz de comprender de dónde salía tanto dolor. Aun hoy en día sigue impactando como entonces. Neil parecía ver claro para qué valía el blues y se decidió a servirlo sin aditivos, con sus dosis de electricidad y su ritmo, pero dejando a la primera llorosa como una plañidera, y al segundo siniestro como un luto.
Yo lo tengo claro, siempre lo he tenido. Las mejores cosas de la vida son las que se hacen con el corazón. Si aquí el del canadiense está roto, eso no va a contradecir esa máxima. Por eso esta obra maestra y dolorosa, este suicidio comercial va a sonar siempre tan real como la tierra golpeando en el ataud, tan subyugante como un disparo. Por eso siempre va a emocionarme hasta lo más hondo, hasta hacerme llorar desconsolado. Muy pocos pueden.
★★★★★
El disco, lo hemos señalado, acentúa su mensaje a través de la infraproducción a la que fue sometido y al pesimismo de sus letras. Esto polarizó las opiniones sobre el mismo. Para algunos críticos era un álbum sin esperanza, pero para otros era la prueba evidente de que Young se estaba rehaciendo y dejando atrás el dolor, al poder expresarlo abiertamente.
Todo este malditismo se acentúa por el hecho de que el disco ha sido una rareza durante mucho tiempo. En los primeros 80 dejó de reeditarse en vinilo, aguantando algo más de tiempo la versión cassette. Hubo que esperar hasta 2003 para verlo editado en CD. Todo esto enardeció a un público deseoso de ver qué guardaba una obra tan oscura y tan maltratada.
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