AMERICANA. En su segundo disco, sin contar la regrabación de su primera maqueta, se aprecia una progresión notable a partir de un estreno que ya era una joyita. Deja atrás la frescura imberbe de sus primeros pasos y se suelta en una colección de canciones llenas de sensibilidad y con un tono sepia que nos recuerda a tiempos antiguos donde todo era más difícil, más lento y mucho más bonito.
Este circuito operístico está bañado de melodías imborrables, de cuerdas arrebatadoras, de algún crescendo mortal y de un tono sutil y cadencioso absolutamente precioso. Todo esto lo encumbra, para mí, como su mejor obra, aunque tal afirmación sea una pequeña osadía a la luz de lo mucho que impactó su debut dos años antes. Personalmente no tengo dudas, no puedo, a los pies de genialidades como "Seems Almost Impossible", "Diggin a Grave", "Letter to Huntsville", "Little Boy's Dream", "You're Only Lonely" y muchas que me dejo.
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El tiempo siempre es el mejor juez, lo tengo claro, y con los años este disco crece y aumenta su peso en una discografía espectacular. Esta vez hay que dejarse de marcianadas y de teorías cubistas. "Micah P. Hinson and the Opera Circuit" es el más grande, simplemente, porque es el más bonito. Es el que me atraviesa más profundamente. Sin esfuerzo alguno, como un cuchillo al rojo a la mantequilla.
★★★★☆
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