MISA PAGANA. Grabado en directo los días 12 y 13 de octubre de 1990 en la catedral de St. John the Divine en Nueva York. No se me ocurre lugar más apropiado para tamaño exorcismo. Se trata de un alegato contra la plaga del siglo XX, el SIDA. Bueno, más bien contra la actitud impasible de la Iglesia Católica. Y el alegato se realiza en forma de misa pagana en la que lo profano, lo blasfemo y lo sacro se entremezclan con violencia e ira. Porque Diamanda no parece querer resignarse a aceptar la enfermedad. Ella la ve como un castigo divino por parte de un Dios vengativo y cruel. Y alza su voz contra Él en una pataleta que roza el sinsentido y que la asemeja a un capitán Ahab contemporáneo en lucha contra la naturaleza y la divinidad. Sin embargo, la sed de venganza siempre ha sido poderosa e imparable. Y estos son dos adjetivos que casan maravillosamente con este disco-performance.
"Plague Mass" es un disco extremo de negrura insondable, como insondable es la blancura de Moby Dick. Insondable y sin matices como cuando Diamanda se autoproclama el Anticristo ("Sono l'Antichristo"). La conclusión parece clara: si Dios nos envía la muerte, el Anticristo es el bien... Sin duda una postura arriesgada y que genera controversias, pero cuando se expresa con un arte tan libre y vehemente, lo mínimo que se puede hacer es respetarla. Sobre todo cuando sabemos que ha sufrido la pérdida y el dolor en su propia carne (a su hermano se lo llevó el SIDA). Por eso se nos pone el vello de punta cada vez que se revuelca en el blues cantando "I go to sleep each evening now dreaming of the grave and see the friends I used to know calling out my name. O Lord Jesus, do you think I've served my time? The eight legs of the devil will not let my people go". Sin duda sabe de qué habla.
★★★☆☆
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