jueves, 19 de julio de 2018

Dale una probadita

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A Taste of DNA (DNA, 1981)
 
 
NO WAVE. El legado de DNA se limita a un single en 7" y a este EP. En total, algo menos de quince minutos de música con su firma. A eso habría que añadir los cuatro temas que Brian Eno incluyera en el recopilatorio "No New York" (1978) y una serie de tomas en directo y descartes. Nada más y nada menos. Siguiendo la ética de esa corriente arty e iconoclasta que alguien llamó "no wave", se consumieron antes de empezar a balbucear. Lo hicieron, eso sí, en una conflagración instantánea que ofreció una luz cegadora y un legado más importante de lo que su brevedad da a entender.

Básicamente, el grupo tuvo dos formaciones con cierta estabilidad. En este EP, su obra magna, el bajo de Tim Wright sustituyó al teclado de Robin Crutchfield, miembro fundador. Esto supuso una modificación evidente en su sonido, ya que hasta ese entonces habían tocado sin bajo. Wright, que había militado en Pere Ubu, incorporó cierta estructura, una base gomosa sobre la que vomitar los ritmos obsesivos y tribales de Ikue Mori y la guitarra amorfa y acuchillada de Arto Lindsay. No en vano, el bajista se podía considerar el único músico en el sentido convencional del grupo.

"A Taste of DNA" se ha convertido con el tiempo en un clásico de la música de vanguardia. Sus escasos diez minutos encierran más misterio, más enjundia y más verdad que muchas obras de carácter vanguardista que pretenden más de lo que consiguen. En este disco no se detectan atisbos de pretenciosidad, ni de gato por liebre. Lindsay ofrece lo que siempre había hecho, una aproximación al instrumento totalmente heterodoxa y desprejuiciada. Utiliza la guitarra como instrumento percutivo y chirriante y deja un sello que muchos han querido imitar sin éxito. Toda esta intensidad, que parece falta de pericia y a la que el tiempo ha puesto en su lugar, es el sello definitivo del grupo y la base sobre la que Lindsay ha desarrollado su estilo en los infinitos proyectos en los que ha participado a posteriori.
 
Este es un disco de esos que no deja a nadie indiferente. Es difícil y primario como el aporreo de Mori, baterista autodidacta de origen japonés que nunca había tocado antes el instrumento y que sigue la estela de baterías femeninas como la gran Mo Tucker de The Velvet Underground. Comparación facilona, lo sé, pero también irresistible y útil a la hora de relacionar el espíritu libre y rupturista de las dos bandas, si bien todo aquí se ha llevado a los límites más extremos, rozando casi el sinsentido. Tampoco creo que haya que obsesionarse por buscar explicaciones. Lo mejor es dejarse llevar por la vorágine sin esperar aclaraciones de ningún tipo.
 
★★★★☆
 
A1 New Fast 1:13
A2 5:30 1:05
A3 Blonde Red Head 1:55
B1 32123 0:53
B2 New New 2:49
B3 Lying on the Sofa of Life 1:53
Total: 9:48

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