NOUVELLE CHANSON. 1999 no fue el mejor año posible para Monsieur Ané en lo personal. Su ruptura con la también cantante Françoiz Breut fue la causante de una conmoción que se tradujo en este "Remué", un triunfo artístico que supuso un viraje de 180º para el cantautor. En todos los aspectos.
Si una publicación tan prestigiosa como "Les Inrockuptibles" elige este disco como uno de los mejores 100 albums franceses (y belgas) de la historia, uno ya se acerca al mismo con una predisposición especial. Me parece a mí que más que fiscalizar la obra se trata de detectar dónde están los puntos clave que hacen de este disco algo especial. Unas veces cuesta encontrarlos más que otras, sin embargo aquí aparecen claros y crudos como un dolor bien agudo.
Dominique A se emplea a fondo para profundizar en el sonido orgánico que había empezado a esbozar en su disco anterior, si bien aquí todo ese componente humano del sonido se traduce en una electricidad chorreante, casi noise, y un dominio cada vez más evidente de las baterías analógicas por encima de sus adoradas cajas de ritmo. Todo esto juega a favor del paisaje agreste, pesimista y casi diría que agresivo que nos pinta el de Provins. Una negatividad y una violencia para nada despiadadas, ya que la carencia de componente sintético acerca todo esto hacia lo humano, hacia una cierta calidez.
Así, entre tonadas al estilo habitual pero reducidas a su esqueleto melódico, nos encontramos conatos ruidistas emparentados con gente como Diabologum, letras ominosas y brochazos de un free jazz no muy evidente, pero que late aquí y allá en inflexiones ampéricas controladas. Tal vez el único problema de esta obra mayor radica en la prolongación artificial de unas emociones tan extremas que habrían ganado con menos minutaje. Siempre es bueno saber cuándo parar, aunque no vamos a pedir mesura a un artista al borde del colapso emocional, un autor que aquí suena más auténtico y devastador que nunca hasta entonces.
★★★☆☆
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