N.A.R.. Out of Time fue la zona cero para R.E.M. en muchos aspectos. Por muy increíble que parezca, fue su octavo disco el que por fin los hizo mundialmente famosos. Con Green (1988) ya lo habían petado en EE.UU., pero el asalto mundial se produjo con un disco que se coló en las casas de todo el mundo gracias al pelotazo pantagruélico que fue "Losing My Religion", con su melodía desencantada, su letra taciturna, poética, inconformista, su mandolina y ese video musical que marcó a toda una generación.
Después de tamaño bombazo, parecía difícil, pero siguieron manteniendo el interés del oyente con singles que fueron decayendo en su impacto. Así, a una eufórica y contagiosa "Shiny Happy People" le siguió esa maravillosa "Near Wild Heaven" que, si bien no explotó con la potencia de las dos anteriores, es una de mis canciones favoritas del grupo y del mundo mundial. "Radio Song" fue el último single, un intento medianamente exitoso por prolongar el éxito de un álbum que era bastante más que esas canciones que fueron aireando, aunque no tanto como el imaginario colectivo pretende otorgarle a día de hoy.
No debemos olvidar que este es un disco difícil de separar de todo el jaleo mediático que lo rodeó. Un álbum que personalmente no situaría entre lo mejor del grupo. El tiempo lo ha acabado colocando en esa zona media o incluso media-alta que yo encuentro hasta meritoria en un grupo con tanto y tanto bueno. Un disco de buenas melodías, mejores intenciones y no siempre redondo. Una gran introducción al universo de los de Athens con la que se corre el peligro, eso sí, de no profundizar en el resto de su catálogo. Ese es el error de bulto que cometen todos aquellos amantes del turisteo de postal, esos que creen saberlo todo porque se lo ha dicho la tele (ahora internet) y se quedan en la superficie.
R.E.M. es mucho más que Out of Time, pero también reconozco, y no siempre lo he hecho, que se les puede encontrar en cada requiebro y cada sílaba de esta, una de sus obras señeras. Ya he dejado claro que para mí no es la mejor ni de lejos, pero no puedo escamotearle el mérito de ser la más importante.
★★★☆☆
Este no es una excepción y casi diría que lleva esa idea un paso más allá. Entre su portada, con ese mar ocre y descorazonador, la cual además parece dividida de manera antinatural, y el videoclip de "Losing My Religion", en el que se nos presenta una estética a lo Caravaggio o El Bosco, con esa nueva reinvención de un San Sebastián que está entre las figuras más representadas en el arte, son innumerables las referencias arties que manejan los de Athens, suponemos que con su cantante a la cabeza.
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